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Una ira asesina

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Los tiempos han cambiado, y la humildad y la tolerancia se han quebrantado al punto de que para algunos es más valioso dejar salir su ira que tomarse unos segundos para pensar en las consecuencias. La vida es un respiro sin valor que por cualquier ‘quítame esta paja’ se esfuma dejando dolor a quienes en un abrir y cerrar de ojos también se les transforma la suya.

Un viaje por la paz

Viendo las tantas tragedias que han teñido de rojo el panorama del país, he querido trasladarme a una ciudad fabulosa donde reine la paz, donde la humildad, la tolerancia, el amor y el respeto por la vida sean los protagonistas de la sociedad. Al llegar al lugar escogido sentí que el sosiego me abrazaba, que la tranquilidad que abundaba no daba apertura a ningún tropiezo. Resguardos bajo una libertad envidiable, era notorio ver cómo cada quien disfrutaba de su vida, de sus decisiones, de sus triunfos, de sus elecciones…

Ni con palabras ni con hechos

Alzar la voz para reclamar su razón o amenazar para imponer su presión no son cosas que se dicen ni se hacen en aquella ciudad fabulosa. Allí cada uno es dueño de su vida, cada quien anda con cada cual hasta que quiera o hasta que pueda, pero sin el temor de que su existencia depende de una buena o mala decisión. En ese lugar, las alas son para volar, no para esconderse de quien, creyéndose dueño de alguien, las quiera arrancar para evitar el logro de un viaje feliz y placentero. No hay insultos, no hay maltratos, ni persecuciones que aterren y acaben con la existencia hasta de quién no tiene “vela en ese entierro”. Todo es paz y libertad.

Palos si boga…

Es triste regresar a una realidad donde la “ira asesina” cada día se lleva más vidas entre las uñas, sobre todo, a mujeres que al parecer no tienen salida del laberinto en que viven porque es palo si boga y palos si no boga. Te dejo porque me maltratas y me maltratas porque te dejo. Eso es lo que sucede en este país cada vez que una mujer put off darle valor a su vida saliendo de una relación tóxica, violenta y de peligro. Es como si desde que cae en las garras de una pareja con estos “atributos” está condenada de por vida. El fin de semana el país vivió varios casos de esta índole, y lo peor es que este tipo de hechos no parece tener fin, pues el pan nuestro de cada día es la arrogancia, la intolerancia, la incomprensión y la falta de respeto a la vida.

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