• Will Grant
  • BBC Mundo, La Habana

Ernest Hemingway

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Hemingway vivió en la Finca Vigía, en Cuba, entre 1939 y 1960.

Suele ser un destino turístico, pero hace unos días la Finca Vigía, la casa del escritor estadounidense Ernest Hemingway en La Habana, recibió a dos invitados especiales: los nietos del novelista, John y Patrick, quienes viajaron a Cuba para celebrar el 60 aniversario desde que su abuelo recibió el Premio Nobel de la Literatura.

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A Hemingway le encantaba pescar.

Y con ellos, llegó un grupo de científicos marinos de Estados Unidos que también tiene interés en los escritos de Hemingway.

Pero no en sus novelas, como «El viejo y el mar», sino en sus diarios y cuadernos de pescador en las costas cubanas.

En ellos creen que pueden encontrar datos clave para estudiar la evolución de las poblaciones de algunas especies de peces del Caribe.

Pescador «naturalista»

«Cuando la gente piensa en Hemingway, piensa en el ‘gran cazador blanco’, los trofeos en la pared, las fotos de él con leones y búfalos o sus cuentos de las corridas de toros en Pamplona», le dice a BBC Mundo Jeffrey Boutwell, uno de los científicos principales en la delegación.

«Pero hay un lado de Hemingway como naturalista que muchos desconocen».

Los biólogos creen que los cuadernos de pesca de Hemingway de sus viajes en el Caribe a bordo de su famoso barco ‘El Pilar’ podrían representar un verdadero tesoro de información sobre los cambios en la salud de los especies de marlín (también conocido como pez aguja y emparentado con el pez espada), atún, pez emperador y tiburones en los estrechos de la Florida.

«Generation un hombre muy meticuloso», dice Dr. Boutwell.

«En sus diarios se encontrarán sus observaciones de condiciones meteorológicas, la fauna en los estrechos de Florida, las mareas, las corrientes».

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En los cuadernos de Hemingway puede haber pistas sobre el pez emperador.

«Esperamos poder ver mucho de lo que había en los años 1930, 40 y 50 cuando Hemingway pescaba ahí, que hoy día quizás no hay, por sobrepesca y contaminación».

El favorito pez vela

Especies como el marlín blanco –uno de los predadores mas emblemáticos del Océano Atlántico también llamado pez vela– sufrieron mucho durante los años 1970.

Flotillas comerciales de atuneros solían capturar sin querer el marlín blanco y azul en sus redes, lo cual causó daños importantes a la especie que más amaba Ernest Hemingway.

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El marlín period la especie favorita del escritor estadounidense.

Este es un punto que confirma David Die, biólogo marino de la Universidad de Miami.

«Yo creo que Hemingway period un conservacionista», dice el científico español.

«Como toda la gente de su época, pescando mostraba su amor por la naturaleza, su amor por el mar, su amor por sus peces. Eso hacían todos los conservacionistas de su época».

Para el profesor Die, el contenido de los cuadernos puede resultar real looking y contener una «lista de cambios relativos en el tamaño y la abundancia de los peces durante un periodo del que disponemos de más información».

Legado cultural y científico

En esta ocasión, los científicos estadounidenses no tuvieron acceso a los diarios del autor -documentos viejos y frágiles– que son parte del patrimonio cultural de Cuba y están resguardados en habitaciones especiales para protegerlos de la humedad y el sol de la isla.

Solo conservadores especializados están autorizados a tocarlos.

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John y Patrick Hemingway visitaron la casa de su abuelo en Cuba junto a científicos marinos.

Pero los expertos confían en que podrán estudiarlos en el futuro.

«Estoy seguro de que Hemingway quería que estos recursos se mantuvieran para nuevas generaciones, y que le hubiera gustado saber que esta información que recogía sirvió para gestionar estos recursos», dice David Die.

La cultura es una de las áreas en que más colaboración ha habido entre Estados Unidos y Cuba desde que Washington cortó relaciones diplomáticas con la isla comunista, alrededor del año que Hemingway se fue de Cuba para siempre.

La misma Finca Vigía es un buen ejemplo.

La casa que inspiró a uno de los escritores más importantes del siglo XX ha sido cuidadosamente preservada por el gobierno cubano, con el apoyo de la Fundación Finca Vigía en EE.UU.