Celosamente vigilada por miembros de los organismos castrenses de República Dominicana se encuentra la franja norte de la frontera domínico-haitiana, por la provincia Dajabón, en prevención de algún tipo de anomalías, luego del asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse.
La vigilancia se observa de manera terrestre por soldados del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront) y del Ejército.
Las autoridades dominicanas también establecieron controles aéreos con aviones y helicópteros que sobrevuelan el área fronteriza. Además, están utilizando equipos tecnológicos, como drones.
El paso de ciudadanos y transporte haitiano por el portón fronterizo están suspendidos por orden del presidente Luis Abinader. Sin embargo, decenas de ciudadanos haitianos se presentaron a la frontera para intentar ingresar a territorio dominicano, para abastecerse de productos agropecuarios locales.
Mientras eso ocurre en el lado dominicano, en la ciudad de Juana Méndez, en Haití, se observaba ayer un ambiente de aparente calma, aunque el comercio se encuentra cerrado y las banderas están a media hasta.
Miembros de la Armada de República Dominicana custodian la costa en la división de ambos países por Manzanillo, en la provincia Montecristi.
Los soldados que prestan servicios en los puestos de chequeo en las carreteras de las provincias de la Línea Noroeste desarrollan sus revisiones a los vehículos procedentes de Dajabón de manera normal.
El cónsul general dominicano en Juana Méndez, Haití, José Valenzuela, dispuso el cierre de la sede consular y el retiro de todo el personal, ante la situación impredecible que se pudiera presentar, por la tensa calma que se respira en todo el territorio haitiano.