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Una visión optimista de la UASD  

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Edylberto Cabral Ramírez 

Mayra Brea José 

Una visión optimista de la UASD

La primera mujer rectora de la UASD, la doctora Emma Polanco,  deja un hermoso legado: saneamiento de las finanzas; altos niveles de ahorro e inversión; un vigoroso proceso de modernización y ampliación de la capacidad  física y tecnológica de la academia; mejoría apreciable del bienestar universitario; el progreso  conjunto global y por facultades, recintos, centros y subcentros; la notable confianza depositada  en la universidad por parte de la población, expresada pese a la pandemia, en cifras altas de matriculación en el grado y el posgrado y en las preferencias de los bachilleres al momento de iniciar su vida universitaria; los reconocimientos recibidos por la calidad de los servicios que ofrece y la transparencia en el manejo de los recursos económicos. Estos logros están documentados y avalados por estadísticas amplias y confiables. Una visión optimista de la UASD  

Conviene señalar la ruta seguida para obtener esos resultados. 1) La elaboración, bajo el paradigma uasdiano de un programa que contiene un diagnóstico preciso y un marco de acción realista, con claras opciones estratégicas y políticas; 2) El trabajo planificado desde el programa, analizado en los talleres de orientación y planeación hasta la elaboración del plan del cuatrienio aprobado en tiempo récord por el Claustro Menor; 3) Una gestión apegada al marco institucional; 4) Un trabajo enfocado en mantener la rigurosidad en el gasto con plena transparencia y periódicas rendiciones de cuentas; 5) Unas autoridades actuando siempre sincronizadas y motivadas; 6) Una fructífera labor de acercamiento al Gobierno Central, buscando recursos extraordinarios para cubrir necesidades puntuales, sin renunciar al diseño del  presupuesto de la UASD, conforme su ley de autonomía, y al reclamo de su aprobación en las instancias constitucionales correspondientes. 

Paradójicamente, los resultados son frágiles, reversibles y relativos. Frágiles: por la peculiar situación del financiamiento de inversiones vía el aumento de los ingresos extraordinarios mientras, por otro lado, se reduce la participación a niveles irrisorios de la asignación de la UASD en el presupuesto nacional y en el PIB dominicano. Son reversibles: porque cualquier política clientelar que se practique en lo adelante podría tener serias consecuencias para la academia. Y naturalmente, son relativos a la luz de su misión y las exigencias de la época.  Una visión optimista de la UASD

Hoy en la UASD son imprescindibles reformas que destraben el desarrollo de la docencia, la investigación y la extensión. Se requiere superar la anormal cantidad semanal de horas presenciales de los docentes, el número abrumador de estudiantes por académicos y la debilidad en el equipamiento oportuno de los laboratorios y las aulas. Pero también hay que superar el número tan reducido de investigadores y profesores extensionistas, que es la causa principal de la escasez en las publicaciones y en las patentes, así como también de la pálida participación de la academia en el debate nacional y en  las soluciones de los graves problemas nacionales, regionales y globales. Una visión optimista de la UASD

Para vencer esos valladares deben reunirse, por lo menos, cuatro condiciones de manera sincronizada. La primera es la ejecución por parte del presidente Luis Abinader de las grandes inversiones convenidas en un tiempo prudente. La segunda, la necesidad actualmente impostergable, de asignarle a la UASD el presupuesto que le corresponde por ley. Se requiere de una asignación presupuestaria ordinaria que le permita a la UASD seguir colaborando con el desarrollo nacional. Es por demás, lo que prescriben los estándares internacionales. La tercera condición, a nuestro juicio, que el actual rector Editrudis Beltrán continúe manejando pulcramente el gasto. Una política que contraríe la racionalidad rigurosa y la completa trasparencia, conduce inexorablemente a la institución hacia complejas crisis de todo tipo: financiera, académica, de gobernanza y a una pérdida abrupta de su imagen pública. Finalmente, la cuarta condición sería que DIGEPLANDI, el organismo de planificación de la UASD, debidamente fortalecido con su equipo técnico-profesional de alto nivel, convierta las prometidas reformas en proyectos realizables sin ninguna dilación.  Una visión optimista de la UASD

Si se cumplen esas condiciones se estaría en los inicios de un ciclo virtuoso inédito en la historia moderna de la UASD. Sin lugar a dudas, el maestro Beltrán entregaría una universidad preparada para el despegue ordenado en los próximos años 2026-2038, alcanzando logros esperados en los niveles de pertinencia, calidad, productividad y competitividad. Para su quinto centenario la Universidad Primada podría ocupar entonces el lugar de excelencia que le corresponde entre las universidades de América Latina y del mundo. De no ser así, probablemente, vendrá otro círculo vicioso, ya bastante conocido y habitual en la academia: que detrás de una gestión exitosa sobreviene otra de signo contrario. Apostemos, no obstante, a la visión optimista.  

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