Un estudio publicado este jueves por la revista Nature difundió las imágenes de la flor conservada en ámbar más grande hallada hasta el momento. Se trata de un ejemplar de 28 milímetros de diámetro, lo que es casi tres veces el tamaño de ejemplares identificados en el pasado.
“Aquí presentamos una inclusión excepcionalmente grande del ámbar báltico del Eoceno tardío, de 28 milímetros de diámetro, el triple que la mayoría de las inclusiones florales”, resumieron las autoras del paper.
El ámbar es una sustancia que permite una cuidadosa conservación de partes de aves fósiles, incluso durante millones de años. Sin embargo, encontrar inclusiones de flores no es tan común; mucho menos, de este tamaño.
Esta flor fosilizada había sido identificada por primera vez en 1872 como Symplocos kowalewskii pero, recientemente, Eva-María Sadowski -del Museo de Historia Natural de Berlín– y su colega Christa-Charlotte Hofmann -del Instituto de Paleontología de la Universidad de Viena– retomaron su análisis con el apoyo de tecnologías más modernas.
Esto permitió la difusión de imágenes más claras en las que se aprecia la flor en su totalidad, con sus cinco pétalos. Asimismo, el estudio incluye figuras más detalladas de sus filamentos.
El ejemplar data del Eoceno tardío, por lo que tendría una antigüedad de entre 38 y 33,9 millones de años.
Este fósil de flor descrito hace más de 150 años, encerrado en ámbar de los bosques bálticos del norte de Europa, proviene de una antigua planta de hoja perenne con flores originalmente llamada “Stewartia kowalewskii”. Sin embargo, el fósil nunca había sido evaluado exhaustivamente.
Solo del 1 al 3% de todas las inclusiones del ámbar báltico del Eoceno tardío son de origen botánico, añade el estudio.
Éste es el primer registro de Symplocaceae del ámbar báltico y respalda las afinidades de su flora con los bosques mesofíticos mixtos y de hoja ancha de hoja perenne del este y sureste de Asia actuales.
En esta nueva investigación, las científicas extrajeron polen de las anteras de la inclusión floral y su examen sugirió que la flor está estrechamente relacionada con las especies asiáticas de Symplocos.
Es por ello que se propuso una nueva combinación y clasificación para la flor, que ahora cambió a “Symplocos kowaleskii”.
“La morfología de la flor y el polen de la inclusión de ámbar es suficientemente indicativa para justificar su asignación al subgénero Symplocos con la nueva combinación Symplocos kowalewskii”, escribieron las científicas en el ensayo aunque remarcaron que “se necesitan estudios futuros que documenten de manera integral el polen de Symplocaceae para dilucidar las distintas afinidades de S. kowalewskii con los linajes extintos y modernos de la familia”.
El raro tamaño de este ejemplar -la mayoría no sobrepasan los 10 milímetros de diámetro- se debe a una gran efusión de resina que habría recubierto la flor, según indica la investigación. Gracias a eso, se consiguió que no crecieran organismos en la flor ni le causaran daños.