Por Yosauris Pineda
Santo Domingo.- El mundo estas lleno de personas con virtudes y defectos, lo cual es parte de su vida. Es por ellos que en el segmento, “Todos tenemos una historia que contar” conoceremos las historias de aquellas personas que a pesar de las dificultades y vicisitudes han salido a delante.
A continuación la historia de Yolanda Mateo.
Mi nombre es Yolanda Mateo Urbano. A mi corta edad de 22 años he vivido muchas adversidades que han marcado mi vida, pero he sabido voltear la página. Crecí en el seno de una familia muy humilde, que se han sacrificado todo por la educación de sus cuatro hijos, Soy las más pequeña de ellos.
Parte de mis frustraciones empezaron en el 2008, específicamente cursaba el 8vo de primaria, en el colegio Oratorio María Auxiliadora (OMA). Unos meses después de comenzar el curso mi madre que se ganaba la vida de conserje en la institución de Claro, le ataco tres paro cardiaco uno de tras de otro, yo fui participe de ver como ella se revolcaba sin yo poder hacer nada.
En ese momento llegaron muchas cosas a mi cabeza una de ellas que se iba a morir y dejar sus hijos huérfano y pasando adversidades en la vida. Luego de un proceso de recuperación que tardo específicamente tres meses pudimos ver lo especial que es tener una madre fuerte y recuperada en esta vida.
Después de dos años mi vida tuvo un giro de 90 grados. Ocurrió algo muy inesperado. A los 15 años llega el verdadero amor en mí. Sentía que era «perfecta la relación», pero todo en la vida tiene cambios de página. La relación fracaso luego de seis meses.
Llega el momento más difícil en mi vida, enfrentar un terrible decaimiento.Pensaba que no podía seguir viviendo sin él y caí en una depresión sentimental. Intente hasta acabar con todo, hasta matarme, si el no seguía conmigo. En ese proceso de precipicio no comía, ni dormía y llegue a perder en un mes aproximadamente 30 libras de las 140 que tenía. Pero Dios no desampara a sus hijos y mis familiares me pusieron en manos de una psicóloga que me ayudo a entender el propósito que tiene mi vida.
En el trascurso de los años pensaba en esa terrible situación que había pasado en mi vida y descubrí una vocación que estaba en el baile, que es un antídoto antidepresivo, que ayuda a combatir el estrés y me ayuda a permanecer con mi autoestima alta.
Cuatro años más tarde empiezo la universidad y, teniendo la incertidumbre de que no sabía qué carrera elegir, retorno de nuevo una depresión pasajera, distinta a la que provoco el derrumbe de mi vida años atrás. Me recupere con ayuda de Dios y las manos de psicóloga, mi autoestima se equilibró y pude encontrar mi afición en el periodismo.
Hoy soy una chica felizmente ingobernable, soltera, y cuasi-profesional. que en unos meses culmina su carrera de Comunicación Social, que superó todas las barreras que me querían arrebatar mi vida. Y termino con una frase de inspiración para personas que estén pasando por esta situación de la que conté. ´´No esperes ver un cambio si tú no lo haces´´.