Taiwán certificó hoy que busca el apoyo de EEUU para evitar que China convierta a la isla ‘en el próximo Hong Kong’ ante la presencia del secretario estadounidense de Sanidad y Servicios Sociales, Alex Azar, el funcionario de mayor rango estadounidense en realizar una visita oficial a Taipéi desde 1979.
Según denunció el ministro taiwanés de Asuntos Exteriores, Joseph Wu, al reunirse este martes con Azar -cuya visita ha provocado fuertes protestas por parte de Pekín-, ‘China sigue presionando a Taiwán para que acepte sus condiciones políticas, unas condiciones que harían de Taiwán el próximo Hong Kong’.
En su opinión, ‘el pueblo taiwanés convive con amenazas diplomáticas y militares de China. Nuestra vida es cada vez más difícil. Sin embargo, tenemos la suerte de tener buenos amigos como Estados Unidos’, recalcó.
Wu añadió que ‘no se trata sólo del estatus de Taiwán, sino de sustentar la democracia frente a las agresiones autoritarias. Taiwán debe ganar esta batalla para que la democracia prevalezca’.
La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, inició en mayo de este año su segundo mandato al frente del país y subrayó que no aceptará que la isla forme parte de China bajo la fórmula de ‘un país, dos sistemas’ a semejanza de Hong Kong.
Las autoridades de la isla recelan de este principio, especialmente desde la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional china para Hong Kong que, a sus ojos, está socavando las libertades en la excolonia británica y la autonomía de la que gozaba.
Por su parte, Azar se centró en alabar los logros de la isla en materia de salud pública y en la lucha contra la COVID-19, y señaló que ‘sus éxitos deben ser reconocidos en el ámbito global’.
‘La crisis de la COVID-19 nos ha hecho ver a todos que Taiwán puede estar más que orgulloso. Ha sido un modelo para el mundo, y debería poder compartir las lecciones que ha aprendido en los foros internacionales’, dijo el funcionario estadounidense.
Por esto, ‘es dañino y contraproducente que se la excluya’, en referencia a que China se opone a que la isla forme parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Wu recogió el guante y recordó que Taiwán ha donado más de 50 millones de mascarillas quirúrgicas a países de todo el mundo, de las cuales 10 millones fueron a parar a Estados Unidos.
‘No hemos pedido nada a cambio. Y la verdad es que en algunas ocasiones hemos tenido que enviar el material con discreción para evitar que quienes lo recibieran tuviesen problemas con Pekín’, afirmó el ministro.
‘El brote de síndrome respiratorio agudo y grave (SARS) en 2002 y 2003 nos enseñó una dura lección. Pero también fue una experiencia de valor incalculable: gracias a ella Taiwán puede ahora mostrarle al mundo cómo una sociedad abierta y transparente es capaz de luchar contra el virus. No nos podemos permitir mentir u ocultar hechos, en contraposición a los modelos autoritarios’, presumió.
Azar terminará mañana miércoles su visita a la isla tras reunirse hoy con Wu y ayer con Tsai, a quien transmitió el ‘mensaje de firme apoyo a Taiwán’ del jefe de Estado de la nación norteamericana, Donald Trump.
Al dar la bienvenida al encargado de la sanidad estadounidense, Tsai aseguró el lunes que el viaje ‘representa un gran paso adelante’ en la cooperación bilateral contra la pandemia.
La controvertida visita no ha sido bien recibida en Pekín, que reclama la soberanía de la isla: apenas una hora antes de que comenzase el encuentro entre Azar y Tsai, cazas chinos cruzaron la línea imaginaria que divide el estrecho de Taiwán en una maniobra que se podría interpretar como parte de la protesta de Pekín ante la visita.
‘La visita es más simbólica que sustanciosa y tiene el objetivo de plasmar la agenda política de Washington: usar la isla para provocar a Pekín’, comentan hoy expertos chinos citados por el rotativo nacionalista Global Times.
De hecho, la visita se produce en un momento de alta tensión entre China y Estados Unidos en varios frentes, entre ellos comercial y tecnológico, y Taiwán constituye uno de los asuntos más delicados para Pekín, que ha declarado en varias ocasiones su intención de recuperar el territorio por la fuerza si fuera necesario.
China considera a Taiwán una provincia rebelde que ha de volver a su soberanía, mientras que la isla funciona de manera autónoma desde 1949.
Aunque EEUU rompió las relaciones diplomáticas oficiales con Taipéi en 1979 y las cambió por Pekín, Washington ha seguido manteniendo intercambios con la isla desde entonces.