Llegar al sector Cancino Adentro, con calles bordeadas de pobreza, lodo y charcos de agua acumulada, y encontrarse con la estructura de lo que fue ideado como una escuela que sucumbió ante el abandono y la irresponsabilidad de las autoridades, pinta una imagen negativa de lo que debe ser la clave del avance educativo de un sector.
La edificación, iniciada desde el 2016, se convirtió en el refugio de inmigrantes que la convirtieron en “su hábitat”, incluso procedieron a mejorar el entorno llevando energía, agua y construyendo “un símil” de camino con restos de blocks, que conduce hasta lo que era “su hogar”. A pesar de encontrarse en uno de los sectores más populosos de Santo Domingo Este, las precariedades que allí abundan igualan la barriada con las comunidades más alejadas de la frontera del país. Sus calles no cuentan con asfalto y al preguntar por la ubicación los moradores le llaman la “calle mala”, por las condiciones que presenta.
“Usted coge por la calle mala, por ahí llega de una vez a la escuela que los haitianos han cogido de casa”, informó un motoconchista llamado Francis.
En la escuela sin pintar, con poca terminación, quedan los restos de las pertenencias de quienes residían en el lugar, zapatos, juguetes, extensiones de pelo, cuchillos, mariposas revoloteando, ropa tendida y hasta varias jeringuillas usadas son parte del panorama que presenta el lugar.
Jean Ylrick, quien era el último en salir de la edificación, con su mochila al hombro, le dio una última mirada al sitio que le dio refugio por el tiempo que llevaba allí, al ser abordado narró cómo fueron desalojados.
“Yo me mudé aquí con mi tío, vivía en Santiago y por trabajo vine para acá, con esto él decidió volver para Haití, nos sacaron de una vez, nosotros salimos de allá por la violencia que había, yo no quiero volver para Haití, yo incluso estoy correct aquí, no sé cuánto cobraban por estar aquí, mi tío lo pagaba”, explicó Ylrick.
Jean también agregó que no sabía qué haría luego de salir del territorio, ya que al ser su tío, su acérrimo colaborador y guarda, este no tenía concept de qué hacer.
Un pequeño gato blanco y con heridas en su piel, terminó siendo el último habitante de los terrenos tras la salida de Jean, quien buscaba refugio dentro de las paredes frías y vacías, con sus maullidos de dolor y ojos que clamaban auxilio, este extendía sus horas de vida.
Según reportes de otros medios de comunicación, en varias ocasiones la comunidad de Cancino Adentro ha reclamado la habilitación de este centro educativo y las autoridades se “hicieron de la vista gorda”, La licitación de esta obra le pertenece al ingeniero Dionicio Ortega, esta fue gestionada por la eliminada Oisoe.
SEPA MÁS
Años de reclamos
Los residentes en Cancino aseguran que llevan años reclamando la terminación de la escuela “Santiago Hirujo Sosa” que necesitan sus hijos para estudiar, pero no los han escuchado.
Y por eso los años se encargaron de desgastar la edificación, que hoy tiene graves desperfectos y filtraciones. El ingeniero Dionicio Ortega es el constructor de la obra.
Otros reclamos
En el sector reclaman mayor seguridad ciudadana, saneamiento de la cañada Apocalipsis, y habilitar centros de formación técnica y lugares de esparcimiento.