Reflexionando sobre los valores del género humano, la discreción es una forma de preservar lo preciado de la intimidad, que se vulnera en la medida con que se expresa el orgullo de la preferencia sexual y el exhibicionismo de lo carnal, al margen del valor moral de una relación construida en el pudor.
Es irreverente la forma de festinar lo que debe preservar la intimidad para que una relación alcance la privacidad de una entrega que no solo es material, sino también espiritual.
La información tecnológica se ha convertido en el destape de conceptos que llegan a los niños y adolescentes por vía de los celulares y que es responsabilidad de los padres, orientar a sus familias ejerciendo un deber y un derecho que como progenitores, tienen que asumir.
La cantidad de información servida electrónicamente se ha convertido en una industria inescrupulosa, que compite en contra de la intimidad que debe prevalecer en el espectro de la familia.
El deterioro se ha evidenciado en el descontrol manifestado en la toma de actitudes al margen del consejo sabio de la experiencia de los padres.
Respetando la intimidad, nos respetamos a nosotros mismos.
Fuente: https://listindiario.com/puntos-de-vista/2022/08/18/734885/respeto-a-la-intimidad