República Dominicana consideró como un «hecho histórico» que la elaboración del casabe (una galleta o dulce a base de yuca amarga procesada) sea desde este miércoles Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, tal como pedía la candidatura conjunta defendida por el país caribeño, Cuba, Haití, Honduras y Venezuela.
En su cuenta de la red social X, el Ministerio dominicano de Cultura afirma que se trata de «un reconocimiento que honra y preserva esta elaboración tradicional ancestral de nuestros taínos».
«Celebramos el logro obtenido en el marco de la 19ª Sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial» en Paraguay, indica el ministerio, bajo un vídeo en el que se ve el momento en que se anuncia la decisión en medio del júbilo de los representantes de los países solicitantes, entre ellos la titular dominicana de Cultura, Milagros Germán.
En otros mensajes, la cartera aseguró que Germán, junto a una comitiva dominicana, «jugó un papel clave en esta histórica declaratoria, marcando un hito en la preservación de nuestras tradiciones (…) Celebramos con orgullo este reconocimiento internacional que resalta nuestras raíces y saberes compartidos».
Los conocimientos y las prácticas tradicionales para la elaboración y el consumo del casabe fueron incorporados este miércoles a la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En la ficha de la postulación se destaca que el casabe -o cazabe, en su grafía original– se elabora a partir de la variedad amarga de la yuca, lo que favorece su conservación natural por más tiempo, aunque en ocasiones se emplea la variedad dulce de la yuca.
Aunque su origen se ubica, según la arqueología, desde inicios de la Era Cristiana en la región venezolana del bajo Orinoco, el casabe fue llevado por río y mar hasta las islas del Caribe, agrega el documento, según el cual este producto suele acompañar las comidas o consumirse solo y su producción en la actualidad sigue siendo esencial para los pueblos indígenas asentados entre los ríos Amazonas y Orinoco.