Las protestas en el Perú, a favor del cierre del Congreso de la República y el llamado a nuevas elecciones generales, cobraron sus dos primeras víctimas mortales en la ciudad de Huancabamba, provincia de Andahuaylas, en el departamento de Apurímac.
A través de un comunicado a la opinión pública, Anthony Torres Gutiérrez, director ejecutivo del Hospital Sub Regional Andahuaylas, informó que el paciente Romario Quispe Garfias, de 18 años, perdió la vida por un TEC (traumatismo encéfalo craneano) grave, ocasionado aparentemente por “objeto contundente”. “Pese a los esfuerzos realizados falleció a las 17 horas con 50 minutos”, se precisó.
La segunda víctima se trata de un menor de 15 años, de iniciales D. A. Q., quien participó de la protesta y falleció, cuando un grupo intentó tomar el aeropuerto de Andahuaylas.
En un inicio se creyó que solo se trató de un muerto. El gobernador regional de Apurímac, Baltazar Lantarón, lo informó así. Pero, con el pasar de las horas, se confirmó la segunda víctima mortal.
Gobernador Regional de Apurímac confirmó un muerto en protestas
“Como gobierno regional estamos canalizando las demandas de la población apurimeña a la presidenta de la república, doctora Dina Boluarte, para (que haya) el adelanto de elecciones, cierre del Congreso y una nueva Constitución”, refirió el gobernador.
Además, Lantarón indicó que el enfrentamiento entre los agentes policiales y la población que rechaza el gobierno de Boluarte también dejó al menos 30 heridos, varios con lesiones en la cabeza por perdigones.
El medio Contacto Directo compartió unas imágenes que corresponderían al momento en que el joven de 18 años cae al suelo ensangrentado, mientras otros pobladores huancabambinos intentan socorrerlo, en medio de desgarradores lamentos.
Durante las protestas también se reportaron al menos 20 heridos debido al uso de gases lacrimógenos y perdigones.
A través de sus redes sociales, la Defensoría del Pueblo lamentó el fallecimiento del menor, por lo solicitó que se investigue “exhaustivamente” los hechos.
“Demandamos el cese de las acciones de violencia en Andahuaylas y en todo lugar donde se presentan protestas. Reiteramos que la violencia no es parte del del derecho a la protesta y que las intervenciones policiales deben respetar los derechos de las personas”, precisó la institución.
Los manifestantes denunciaron en redes sociales y a medios locales que los efectivos policiales estarían usando el uso excesivo de la fuerza, arrojándoles bombas de gases y perdigones.
“El joven acaba de fallecer, ha perdido la vida, los policías no deberían tener la culpa, son hijos de transportistas, hijos de comerciantes, de pequeñas empresas, nosotros hacemos nuestro trabajo sin hacer daño a nadie, pero miren cómo nos hacen daño”, declaró uno de los comuneros.
Tras la muerte del joven, el descontrol se apoderó aún más de la ciudad, pues algunos manifestantes llegaron hasta los exteriores de la comisaría de Huancabamba para incendiarla.
Vía redes sociales, la presidenta de la república, Dina Boluarte, se pronunció: “La vida de ningún peruano amerita ser sacrificada por intereses políticos. Expreso mis condolencias por el fallecimiento de un ciudadano en Andahuaylas. Reitero mi invocación al diálogo y a deponer la violencia”.
