El presidente Danilo Medina llegará a su última rendición de cuentas con el escenario político más complicado que ha enfrentado en sus dos periodos de gobierno, y en momentos en los que la sociedad vive su mayor crispación y crisis política en los últimos 26 años.
La del jueves será la aparición número ocho de manera corrida ante la Asamblea Nacional de Danilo Medina, y a la que con mayor cantidad de adversidades arriba el mandatario dominicano. El contexto es muy singular: el fracaso de unas elecciones municipales en las que la oposición política ha acusado hasta la saciedad al oficialismo de querer imponerse en base a dadivas y donde, además, ha denunciado por meses intentos de fraude mediante el sistema de voto electrónico, precisamente el mismo que falló el 16 de febrero, fecha en la que los dominicanos estaban convocados a las urnas.
El fiasco de los comicios municipales levantó esencialmente a una clase media que yacía dormida momentáneamente pero que ya tenía episodios de despabilamiento con la articulación del 4% por la educación y la movilización social verde en reclamo de la identificación y procesamiento de quienes aceptaron sobornos de la empresa Odebrecht.
Ese plantón de negro que comenzó de manera incipiente durante el mismo domingo de las elecciones y prosiguió el lunes, encontró su mayor estímulo cuando las autoridades policiales lanzaron varias bombas lacrimógenas ante un grupo de jóvenes que protestaban de manera pacífica frente a la Junta Central Electoral. Entonces los que no habían ido, fueron. Pero más indignados.
Durante miércoles y jueves las autoridades abonaron a esa carga de indignación cuando, primero, quitaron las banderas de la Plaza de la Bandera (así de grande es el sinsentido) para que los muchachos no la pusieran a media asta. El resultado fue que los protestantes llevaron sus propias banderas y las izaron. Pero el jueves las autoridades volvieron y les dieron un poquito más de ganas de salir y gritar: quitaron las drizas, las cuerdas con las que se iza el símbolo patrio. Y adivinen qué… los muchachos llevaron sus propios drizas y levantaron sus propias banderas.
Ante todo lo anterior, el presidente del partido en el Gobierno, Temístocles Montás, dijo en entrevista que los manifestantes eran mandados por grupos políticos y les pidió a los periodistas investigar sobre cómo se producían las convocatorias a las reuniones porque ya ellos, o sea, los del Gobierno-PLD, lo sabían.
Las protestas desde entonces no han hecho más que incrementarse: durante viernes, sábado y domingo repicaron con estridencia los calderos en el Gran Santo Domingo en una manifestación desde las casas que aunque viene marcado con el tiempo de diez minutos suele dar la sensación de no tener fin una vez que comienza.
Los cacerolazos se han extendido en varias tandas por días y llegan acompañadas de pitazos de bocina de conductores.
Puede que el presidente Danilo Medina enfrente uno de los mayores obstáculos en esta crisis el mismo jueves de su discurso, ante la articulación de una actividad social en la Plaza de la Bandera, convocada para las 9:00 de la mañana, una hora antes de la alocución presidencial.
Clima de protestas
Se trata de un cambio en la dinámica de protestas de los jóvenes, acostumbrados a reunirse a pedir la renuncia de los miembros de la Junta Central Electoral por las tardes. Si esa manifestación termina de concretarse se estaría creando, por primera vez en mucho tiempo, una invitación directa a no escuchar el discurso del mandatario dominicano, que suele atraer toda la atención pública y mediática.
El discurso del presidente Medina también encuentra revitalizada a la oposición política dominicana, adversarios que prácticamente no tuvo en su periodo de gobierno, debido al rompimiento del Partido Revolucionario Dominicano (ahora su aliado) y la fundación del Revolucionario Moderno (PRM), que hasta las primarias de octubre solo había transitado un periodo de estructuración formal.
Y la cereza del pastel: el octavo discurso del presidente Medina encuentra a su propio partido dividido. En octubre se produjo la escisión con Leonel Fernández, expresidente del país en tres ocasiones y quien hasta entonces fue el presidente del partido morado en cada uno de sus grandes triunfos electorales desde 2004.
Fernández fue la principal fuerza opositora contra la modificación a la Constitución de la República durante el verano de 2019 y a su salida del PLD, al denunciar un fraude que le arrebató la candidatura presidencial, fundó la organización Fuerza del Pueblo, que en mediciones electorales ha estado marcando como tercera fuerza política del país.
Una vez superado el discurso del jueves, el Partido de la Liberación Dominicana entrará en la recta final de unos comicios que para febrero esperaban ganar con cierta comodidad. Con una semana tan intensa como la concluida, habrá necesariamente que esperar para conocer qué tanto ha cambiado el escenario político nacional.
15 DE MARZO
2020
Las elecciones
Los comicios generales municipales están pautados para el próximo domingo 15 de marzo y en ellos los dominicanos elegirán a 3,849 autoridades locales, encabezados por 158 alcaldes y 235 directores de juntas distritales.
Ese día los comicios se celebrarán con boletas electorales, una disposición a la que se resistió la Junta Central Electoral hasta que finalmente llegó el fracaso en el voto automatizado.
República Dominicana firmó el 16 de febrero su segunda causa perdida en el intento de integrar la tecnología al proceso de votación y escrutinio de los sufragios. En las elecciones de 2016 se intentó introducir escáneres que escrutaban las papeletas electorales pero problemas con el personal que debía manejarlos, y la fuerte queja de la oposición, terminaron dar esa inversión por perdida.
Fuente: Listin Diario