Cada vez más negocios, incluyendo tiendas de alimentación y gasolineras, cierran temporalmente sus puertas en todo Puerto Rico mientras se alargan los cortes de electricidad causados por el huracán Fiona en el territorio estadounidense, lo que aviva la preocupación acerca de la disponibilidad de combustible y productos básicos.
Los carteles escritos a mano que avisan de los cierres son cada vez más frecuentes, causando suspiros y lamentos entre los clientes en una isla donde el 62% de los 1,47 millones de abonados siguen sin electricidad más de cuatro días después del paso del meteoro.
Betty Merced, una jubilada que vive en Salinas, una ciudad costera del sur de la isla, contó que lleva varios días buscando sin éxito gasóleo para llenar su generador. Utiliza una máquina para la apnea del sueño y no puede arriesgarse a quedarse sin ella.
“Hay mucha gente con muchas necesidades”, señaló. “Si no hay gasóleo, vamos a tener muchos problemas”.
Merced dijo que iría hasta la localidad cercana de Santa Isabel el viernes y que, si no encuentra combustible allí, manejará más de una hora hasta la ciudad norteña de Caguas, donde en la noche del jueves había al menos un comercio con el cartel de “No hay gas” en la puerta.
“No pensé que fuésemos a estar tantos días sin electricidad”, dijo.
Salinas tampoco tenía gasolina luego de que todas las estaciones de servicio cerraran el miércoles, dijo la líder comunitaria Wanda Ríos Colorado.
“Cuando lo vi, el estómago casi me dio un vuelco”, apuntó señalando que le trajo a la memoria el huracán María, un meteoro de categoría 4 que azotó Puerto Rico en septiembre de 2017 y dejó cerca de 3.000 muertos y una grave escasez de combustible, alimentos, agua y dinero en efectivo.
La población también ha tenido problemas para conseguir medicación prescrita debido a que algunas farmacias cerraron temporalmente.
El Departamento de Asuntos del Consumidor de Puerto Rico dijo que no hay escasez de combustible, sino una interrupción del sistema como consecuencia de las inundaciones, los deslaves y el apagón generalizado causado por Fiona cuando tocó tierra en el extremo sur de la isla el domingo como un huracán de categoría 1.
Algunas gasolineras no pudieron reabrir o reabastecerse justo después de la tormenta, según las autoridades.
En un intento por abordar las preocupaciones, el responsable del departamento, Edan Rivera, indicó que “no hay base para hablar de una escasez de combustible en Puerto Rico”. La agencia encontró además suministros suficientes de productos básicos, agregó.
Rivera anunció el jueves en la noche que los operarios habían podido restaurar al fin la electricidad en una terminal de distribución de gasolina en Yabucoa, en el sureste de la isla, que había estado operando a un tercio de su capacidad porque funcionaba con un generador.
Esto agilizará la distribución de combustible en todo el territorio ya que funcionará las 24 horas hasta que se recupere la normalidad, apuntó.
La isla tiene reservas de gasolina regular para 16 días, de gasóleo para 17 y de combustible premium para 29.
“Hay un pico de demanda en las zonas más afectadas, pero se ha ido normalizando a medida que han llegado los camiones”, dijo Rivera.
Según Rivera, algunos mayoristas han tomado medidas para evitar que los comerciantes acaparen producto.
“Algunos dirán que han recibido menos producto, pero no es que están recibiendo menos. Pidieron mucho, para pecar de precavidos, y no se les está dando todo lo que pidieron”, apuntó.
El secretario de Asuntos del Consumidor indicó también que el viernes llegará a la isla un buque con 300.000 barriles de combustible, que empezarán a distribuirse el sábado.
Los funcionarios gubernamentales esperan que el viernes pueda restablecerse el suministro eléctrico en zonas poco afectadas por el paso del meteoro, pero no han ofrecido una fecha para la recuperación en los puntos más devastados.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se comprometió el jueves a ayudar a Puerto Rico en la recuperación.
“Estamos con ustedes. No los vamos a abandonar”, dijo el mandatario.
Biden aprobó recientemente una declaración de desastre de emergencia y otra de zona de desastre que pondrán más asistencia federal al alcance de los afectados. Además, anunció un financiamiento federal del 100% para la retirada de escombros, los operativos de búsqueda y rescate, el restablecimiento del agua corriente y la electricidad, y para alojamientos y comida por un mes.
“Haremos todo lo posible para cubrir las necesidades urgentes que tienen”, dijo. “Y sabemos que son reales y son significativas”.