Por: Ramón Antonio Veras.
1.- El ser humano, por formar parte de la sociedad está en el deber de comportarse demostrando interés para servir, muy diferente al displicente que no contribuye y se convierte así en improductivo desde el punto de vista social.
2.- Cualquier hombre o mujer sensible, integrante de los pueblos atrasados y dominados por las minorías nativas y los intereses monopolistas extranjeros, tiene el compromiso de incidir en la vida pública sin importar el escenario que sea.
3.- La democracia apareció antes que la burguesía, y esta la ha adaptado al sistema capitalista. En la situación de nuestro país, como consecuencia del carácter deforme de la formación social, ha llegado la democracia y la sociedad a una profunda descomposición.
4.- Aquel que se compromete con la brega social está en la obligación de estar presente allí donde se reclame su aporte, ya sea defendiendo la democracia burguesa contra el fascismo, o atacándola para quitarle dominio político, e ir acumulando superioridad de fuerzas populares para desarrollar combates por más profundas reivindicaciones.
5.- El individuo de ideas progresistas, en cada caso ha de actuar dependiendo de la situación concreta de la democracia capitalista en su país. Denunciándola en su esencia clasista y la naturaleza opresora del sistema que la mantiene. Lo que varía, dependiendo de las condiciones, no es la actitud ante la democracia burguesa, sino cómo la burguesía hace uso de ella.
6.- En todo momento, los luchadores por la verdadera y real democracia están llamados a demostrar que su accionar por una amplia democracia, no es circunstancial, sino una cuestión de principios, que no tiene nada de coyuntural, o sea, que: “en la lucha por la democratización del régimen estatal llegarán hasta el fin sin mirar hacia atrás”.
7.- Debemos aspirar y luchar por una democracia en la cual el único rasero que determina la situación del ciudadano o la ciudadana en la sociedad es su aporte creador al desarrollo económico, político, social y cultural del país en beneficio de sus compatriotas.
8.- Bajo cualquier circunstancia, el verdadero luchador por la democratización de la sociedad, no puede desconocer “que la democracia política en las condiciones del capitalismo, es la forma más libre, más amplia y más clara de la opresión de clase y la lucha de clase”.
9.- En la batalla por la democracia verdadera es normal encontrarse con fuerzas sociales y políticas que en cada eslabón del proceso estarán en contradicción con las aspiraciones y necesidades del desarrollo histórico y se convierten en frenos del mismo.
10.- Aquí impera una democracia representativa capitalista que le sirve a la minoría, por lo que aquellos que sustentan posiciones de avanzada deben accionar por la democratización del Estado, estando conscientes de que su lucha va a ser tolerada hasta el límite donde las clases dominantes vean que sus privilegios están amenazados, porque los que detentan el poder impiden que las masas traspasen el límite hasta poner en entredicho sus dominios.
11.- Los demócratas sinceros, consecuentes con las demandas más sentidas de las masas populares, están comprometidos a expresarse en forma unificada por las más amplias conquistas, como demostración de sincera reafirmación con las mejores causas.
12.- Las fuerzas motrices que interpretan el sentir de las grandes mayorías nacionales, deben siempre mantenerse de manos con el desarrollo en la brega por los cambios profundos que demanda la sociedad. Solamente un movimiento de mujeres y hombres no ligados con el sistema social vigente, está en condiciones de modificar y de cualquier forma introducir verdaderas transformaciones estructurales.
13.- La emancipación de los oprimidos ha de ser obra de aquellos que, dentro de la democracia representativa, hacen causa común con los que abrazan la idea de que: “el accionar por la democratización estatal contribuye a que se logren amplias conquistas porque las reformas verdaderas son inseparables del acrecentamiento del movimiento de masas contra el imperio y la minoría interna”.
14.- La expresión de las exigencias históricas de nuestra época y de las leyes del desarrollo social, imponen a quienes aspiran a un ambiente humanista para nuestro pueblo, mantener viva la idea de que los intereses de las masas populares en su conjunto están por encima de los intereses particulares de cualquier grupo o individuo.
15.- Mujeres y hombres interesados en construir un mejor país, deben actuar con el convencimiento de que para obtener triunfos populares hay que hacer suyas las ideas de: “vivir con las masas, conocer el estado de ánimo, conocerlo todo. Comprender a las masas y saber abordarlas. Conquistar su confianza. Que los dirigentes no se separen de las masas dirigidas…”.
16.- Está comprobado que “el capital financiero es una fuerza tan considerable, puede decirse tan decisiva, en todas las relaciones económicas e internacionales, que es capaz de subordinar, y en efecto subordina, incluso a los Estados que gozan de la independencia política más completa”.
17.- En el período actual, el instrumento más extendido es la supuesta ayuda prestada a los países en vías de desarrollo por el imperio y las organizaciones financieras internacionales, con la agravante de que “la dominación del capital financiero y del capital en general, no puede ser eliminada mediante ninguna clase de transformación en la esfera de la democracia política”.
18.- Está condicionada la democracia en los países dependientes como el nuestro, que disfrutan de independencia desde el punto de vista político, pero en la realidad atrapada en la dependencia financiera ante el imperio, por medio del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y en la diplomacia por la funesta OEA.
19.- En nuestro país está presente una crisis social, económica, institucional, ética, moral y sanitaria, que inevitablemente tienen que ser resueltas por las fuerzas democráticas, porque no están comprometidas con el orden establecido. De ahí que hay que trabajar para hacer realidad con vigor, agudeza y decisión los cambios de fondo, estando convencidos de que “mientras no esté planteada a la orden del día la lucha por todo el poder, será obligatoria para nosotros la utilización de las formas de la democracia burguesa”.
20.- A la lucha política y social hay que ir con ideas realistas, y en el caso particular de nuestro país recordar que: “hay que valorar altamente la democracia, luchar de un modo abnegado y consciente por ella, pero al mismo tiempo tener en cuenta con lucidez la inevitable limitación clasista de su contenido y los límites de sus posibilidades y fuerza para transformar la sociedad”.
21.- La realidad de la vida dominicana nos está diciendo que debemos retener la idea de que cada época tiene su estilo, sus avatares, sus fuerzas creadoras y renovadoras del pensamiento de los hombres y mujeres llamados, dentro de la democracia, a ejecutar las tareas necesarias para alcanzar las verdaderas transformaciones que requiere la sociedad.
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