Mejorar el aspecto físico y la salud es una razón por la cual muchas personas acuden a los gimnasios, intentan diversas actividades físicas e implementan diferentes dietas.
Estas iniciativas, aunque persiguen una finalidad positiva, muchas veces no contemplan algunos factores fundamentales para lograr un cambio sostenible en el tiempo y beneficioso para la salud.
La mayoría de los errores que cometemos en la búsqueda de una mejor figura van estrechamente relacionados con la desinformación y el desconocimiento.
Algunos aspectos que debemos conocer y tomar en cuenta son: 1- La exposición que tenemos diariamente a toxinas.
2- La exposición a campos electromagnéticos como el Internet inalámbrico y los celulares.
3- El consumo de alimentos muy procesados (como los cereales de caja, incluidos los de dieta), elementos que afectan la función adecuada del cuerpo. Esto se refleja en cambios morfológicos como el depósito de grasas y provoca que la figura luzca fuera de forma.
Uno de los errores más comunes al intentar contrarrestar estos efectos es reducir la ingesta calórica, pues la mayoría de las personas con sobrepeso sufre de malnutrición, lo que se traduce en un consumo superior de calorías vacías. Entonces, cuando el cuerpo pasa de tener calorías vacías a no tener ninguna, entra a un estado de desnutrición.
Cuando el cuerpo está desnutrido comienza a desgastarse, los músculos se degradan, las células envejecen prematuramente y la persona es más propensa a desarrollar enfermedades propias de la vejez.
No improvises
Cualquier plan que elimine la improvisación a la hora de comer arrojará un resultado siempre. El resultado puede ser muy diferente al esperado, pero por lo menos se aprende qué hacer y qué no volver a hacer.
Otro error común es la realización de ejercicios sin orientación y de manera compulsiva. Existe un punto de inflexión en el que la actividad física, en lugar de tener un efecto positivo, tiene un retorno negativo. Es lo que sucede, por ejemplo, cuando se realizan ejercicios por más de una hora todos los días.
La actividad física debe ir acorde al estilo de vida y en una frecuencia de dos a tres veces por semana. La actividad por excelencia es caminar; en segundo lugar, bajo una buena supervisión de una persona capacitada, podría estar el levantamiento de pesas porque la palanca ayuda a mejorar el tono muscular y la sensibilidad a la glucosa.
De todas las actividades físicas, las más recomendables serán aquellas que fomenten el mantenimiento o ganancia de masa muscular y la reducción del porcentaje de grasa y que, además, nos proporcionen disfrute al realizarlas.
Lo más importante, como he mencionado en varias ocasiones, es mantener un equilibrio entre la alimentación y los entrenamientos.
