Hong Kong.- Decenas de agentes de Policía realizaron hoy una redada en el centro comercial hongkonés Mega y detuvieron a un número indeterminado de manifestantes prodemocráticos, escenario de los últimas reivindicaciones durante los festivos navideños.
Según la radiotelevisión hongkonesa RTHK, los manifestantes se reunieron en el citado centro comercial -en el distrito de Tai Po, como parte de una campaña “navideña” de protestas, en las que han optado por las tiendas en vez de las calles- y cantaron varios eslóganes, como “Liberad Hong Kong, revolución de nuestros días” o “Disolved la Policía inmediatamente”.
Asimismo, animaron a los consumidores a unirse a la manifestación prevista para el día de Año Nuevo, convocada por el Frente Civil de Derechos Humanos, organismo que está detrás de las más multitudinarias marchas registradas en estos meses, aunque todavía no ha sido aprobada por la Policía.
Sin embargo, la protesta no se prolongó demasiado, ya que un gran número de policías, incluidos de la división especial y de paisano, se desplegaron rápidamente por el edificio pese a que en un principio se desarrolló de manera pacífica.
Varios comercios y restaurante echaron la persiana para evitar consecuencias, que sí sufrieron los manifestantes enmascarados allí presentes, muchos de los cuales fueron arrestados.
El de hoy -jornada festiva en Hong Kong por el día de San Esteban (el ‘Boxing Day’ británico)- fue el tercer día seguido de protestas, y según el diario local South China Morning Post, los manifestantes se centraron en mostrar su descontento ante los negocios considerados proPekín.
Y es que estos incidentes se registraron tan solo un día después de los enfrentamientos entre manifestantes y antidisturbios también en varios centros comerciales durante la Navidad.
En la jornada de ayer se llevaron a cabo numerosas detenciones después de que los policías disparasen gas lacrimógeno y espray de pimienta a los manifestantes tanto dentro como en las inmediaciones de varios centros comerciales de la ciudad.
Según RTHK, muchos ciudadanos criticaron el “innecesario y contraproducente” despliegue policial en zonas como Tsim Sha Tsui, donde dieron el alto y cachearon a multitud de jóvenes.
La controvertida jefa del Gobierno local, Carrie Lam, publicó anoche un comunicado en el que acusaba a los “insensatos y egoístas” manifestantes de haber “arruinado” las celebraciones navideñas, lo que, en su opinión, provocó que se “enfriara el ambiente festivo” y que afectase negativamente a los negocios locales.
Las manifestaciones también se habían desarrollado a lo largo de la Nochebuena, jornada que dejó más de un centenar de detenidos y al menos 25 heridos.
Mientras tanto, la prensa estatal china continúa con su estrategia de acoso y derribo al movimiento de protesta, con un editorial del nacionalista Global Times en el que elogia cómo “la superioridad del sistema de la China continental (…) evitó que la agitación de Hong Kong se extendiese” al resto del país.
La agencia oficial Xinhua también publicó un artículo, aunque en su caso lanza un mensaje similar al de Lam y critica que los manifestantes hayan “frustrado las esperanzas de los hongkoneses de tener unas fiestas pacíficas”, al tiempo que renueva las advertencias sobre el efecto de las protestas en el mercado laboral y en la economía de este centro financiero.
Los meses de protestas han colocado a la economía de Hong Kong en recesión por primera vez en una década, tras contraerse un 2,9 % en el tercer trimestre, afectada por las caídas de las importaciones y las exportaciones, de las ventas al por menor y por las decrecientes cifras del turismo.
Las protestas llegaron de manera masiva a las calles hongkonesas el pasado 9 de junio a raíz de un controvertido proyecto de ley de extradición, ya retirado por el Gobierno, pero han mutado hasta convertirse en un movimiento que busca una mejora de los mecanismos democráticos de Hong Kong y una oposición al autoritarismo de Pekín.
Sin embargo, algunos manifestantes han optado por tácticas más radicales que la protesta pacífica y los enfrentamientos violentos con la Policía han sido habituales.