Sandra Flores recibía constantes amenazas de parte de su expareja, con quien se negaba a reconciliarse, sin embargo, nunca pensó que él pasaría a los hechos.
Como ladrón en la noche, Henry Rodríguez se dirigió a la humilde vivienda de zinc y madera en la que Sandra residía con cuatro de sus hijos y la incendió con el objetivo de acabar con la vida de ella.
La tragedia se registró la madrugada del lunes 10 de mayo, en la localidad Los Chivos de Hatillo, provincia San Cristóbal.
Aunque la mujer de 48 años sobrevivió al ataque, hoy se encuentra destruida. Sus dos nietos, que esa noche se quedaron a dormir en su casa, murieron calcinados, mientras que sus dos hijos menores de edad resultaron con quemaduras.
José Luis Lavalé Flores (14 años) y Melany Flores (10 años) salvaron sus vidas gracias a la rápida intervención de su hermana mayor, que se encontraba en otra pequeña casucha a menos de dos metros de la que quedó reducida a cenizas. Andrés y Andry, de 5 y 3 años, respectivamente, no corrieron con la misma suerte.
“Cuando yo escuché ese ‘fup´, que encuentro como que se está acabando el mundo, usted sabe, el fuego. Yo rompí aquella puerta y saqué a mis dos hermanos, pero no dio tiempo a sacar nada ni a los niños. Cuando rompí la ventana yo me iba a quemar, también”, narró a Diario Libre Yohanny Flores.
La joven explicó que antes del incendio escuchó un motor y luego la voz del victimario llamando a su madre, que no estaba en la vivienda. Tras no obtener respuesta, el hombre se dispuso a cometer la atrocidad por la que se encuentra detenido.
“El echó toda la gasolina por donde yo tengo mi cama y después fue por el alrededor, prendió un fósforo y prendió su motor y se fue”, contó Sandra Flores.
El mismo lunes el hombre de 51 años fue apresado y en presencia de Sandra confesó a los agentes que había cometido el hecho porque pensó que ella estaba en la casa con otro hombre y dijo que sacó la gasolina de su motocicleta.
Ella nunca se querelló “porque no hubo agresión física” durante ni después de la relación, sin embargo, él siempre le preguntaba a Sandra si no lo creía capaz de quitarle la vida, además de que la perseguía para saber con quién salía.
“Ese hombre no me dejaba tranquila ni un momento. Siempre estaba pendiente a si yo salía, como que él tenía derecho sobre mí. Yo vivía con ese temor y a veces decía (a sus familiares) no le digan a nadie para dónde estoy. Vivía con ese miedo de que me fuera a esperar por ahí y darme un mal golpe”, dijo.
Según las estadísticas, la mayoría de las mujeres asesinadas en República Dominicana por sus parejas o exparejas no denunciaron a sus verdugos. Entre enero y marzo del 2021, se registraron 23 feminicidios, cifra que aumentó 76.92 % en el primer trimestre del año comparado con igual período del 2020.
En conversación con Diario Libre, Sandra explicó que su hija se quemó la espalda, los glúteos y la parte trasera de la cabeza.
Según el parte médico, Melany Flores tiene el 20 % de su superficie corporal quemada y su condición es estable. Además, refirieron que la menor se muestra triste.
Sobre el estado de su otro hijo, dijo que fue curado en el hospital, pero que las lesiones no requieren que permanezca hospitalizado, a diferencia de la niña de 10 años.
Además de que sus hijos se recuperen, Sandra lo único que quiere es que Henry Rodríguez pague por lo que hizo y que la justicia divina recaiga sobre él.
“Yo no soy Dios para pedir otra cosa. Que le caiga la Justicia arriba para que él sepa que Dios es que le da la vida a uno y Dios es que tiene que quitársela, no él que tenía que quitársela. Esos eran unos niños inocentes. Él sabía que los niños estaban ahí, pero Dios se la va a cobrar donde quiera que esté metido”.
Con voz entrecortada asegura que se siente en el aire, sin nada, refiriéndose a la pérdida de sus nietos, así como a los daños materiales. La casita de Sandra quedó totalmente destruida, al igual que su corazón.
Fuente: Diario Libre