El veredicto de los votantes estadounidenses fue más decisivo de lo que la mayoría de los expertos y analistas habían pronosticado. Ahora, el mundo espera para ver si la segunda elección de Donald Trump como presidente es tan desestabilizadora como temen muchos aliados estadounidenses.
Trump aseguró su triunfo el miércoles, tras superar los 270 votos del colegio electoral necesarios para ganar. En un discurso de victoria antes de la declaración oficial, prometió “poner a nuestro país primero” y llevar a Estados Unidos a una “edad de oro”.
En su primer mandato, Trump insultó y alejó a muchos de los aliados de Estados Unidos. Su regreso a la Casa Blanca, cuatro años después de perder ante el presidente Joe Biden, tiene enormes consecuencias para todo, desde el comercio global hasta el cambio climático y múltiples crisis y conflictos en todo el mundo.
Trump se ha comprometido a intensificar una disputa arancelaria con China, el creciente rival económico y estratégico de Estados Unidos. En Medio Oriente, ha prometido, sin decir cómo, poner fin a los conflictos entre Israel, Hamás y Hezbollah. También ha jurado terminar la guerra entre Rusia y Ucrania en 24 horas después de asumir el cargo, algo que Ucrania y sus partidarios temen que sería en términos favorables para Moscú.
Estas son las reacciones de líderes y de otras personas alrededor del mundo:
La OTAN está nerviosa y Ucrania está ansiosa
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, felicitó a Trump, diciendo, probablemente más con esperanza que con certeza, que “espero trabajar con él nuevamente para avanzar hacia la paz a través de la fuerza mediante la OTAN” frente a “un creciente número de desafíos a escala mundial”, entre ellos, “la creciente alineación de China, Rusia, Corea del Norte e Irán”.
Trump fue un feroz crítico de la alianza militar del Atlántico Norte durante su primer mandato, acusando a sus otros miembros de no cumplir con sus obligaciones. A principios de este año, dijo que Estados Unidos no defendería a los miembros de la OTAN que no cumplan con los objetivos de gasto en defensa.
Rutte enfatizó lo positivo, elogiando a Trump por su trabajo para persuadir a los estados miembros de aumentar el gasto en defensa y diciendo que la OTAN ahora es “más fuerte, más grande y más unida”.
Los aliados de Estados Unidos enfrentan, tardíamente según algunos, qué hacer si no pueden depender de Estados Unidos para su defensa. Phillips O’Brien, catedrático de estudios estratégicos en la Universidad de St. Andrews, dijo que no es solo la OTAN. Los otros aliados de Washington en la región Indo-Pacífico, entre ellos, Japón, Corea del Sur, Taiwán e incluso Australia, “ya no pueden esperar que Estados Unidos sea un socio confiable en defensa”, afirmó.
No hay otro lugar donde haya más en juego que en Ucrania: Estados Unidos es, por mucho, el mayor respaldo militar de Kiev en su lucha contra la invasión rusa. El presidente, Volodymyr Zelenskyy, al igual que Rutte, dijo que acogía con beneplácito el enfoque de Trump de “paz a través de la fuerza”.
“Este es exactamente el principio que puede generar de forma práctica una paz justa en Ucrania”, escribió Zelenskyy en redes sociales. “Espero que lo pongamos juntos en acción. Esperamos una era de un Estados Unidos fuerte bajo el liderazgo decisivo del presidente Trump”.
No hubo felicitaciones de Moscú, donde el portavoz del presidente Vladímir Putin, Dmitry Peskov, declaró que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos estaban en el “punto más bajo de la historia”.
Las felicitaciones europeas ocultan profundas divisiones
Los líderes europeos felicitaron de inmediato a Trump, algunos más efusivamente que otros, incluso antes de que se declarara oficialmente su victoria.
El primer ministro británico, Keir Starmer, dijo que fue una “victoria electoral histórica” y señaló que “como los aliados más cercanos, Reino Unido y Estados Unidos continuarán trabajando juntos para proteger nuestros valores compartidos de libertad y democracia”.
Al igual que los gobiernos de los aliados de Estados Unidos en todo el mundo, el gobierno de centroizquierda de Starmer ha trabajado arduamente para forjar lazos con Trump y su equipo. Starmer cenó con él en la torre que lleva el nombre del magnate en septiembre.
El presidente centrista de Francia, Emmanuel Macron, ofreció felicitaciones, “respeto y ambición”. El canciller socialdemócrata alemán, Olaf Scholz, felicitó a Trump y dijo que quería mantener vínculos cercanos, aun si “seguramente muchas cosas serán diferentes en una administración liderada por Donald Trump”.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, cuyo gobierno liderado por la extrema derecha es políticamente cercano a Trump en algunos aspectos, dijo que Italia y Estados Unidos tenían un “vínculo estratégico, que estoy segura, ahora fortaleceremos aún más”.
Los líderes europeos están ansiosos por enfatizar que la relación transatlántica trasciende a los políticos individuales, pero las inclinaciones económicas proteccionistas de Trump provocan preocupación. En su último mandato, impuso aranceles al acero y al aluminio europeos, sacudiendo la economía del bloque.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfatizó que el bloque y Estados Unidos “están unidos por una verdadera asociación entre nuestra gente, uniendo a 800 millones de ciudadanos. Trabajemos juntos en una asociación transatlántica que siga cumpliendo para nuestros ciudadanos”.
Mientras tanto, los políticos populistas de Europa recibieron con beneplácito la victoria de un político al que consideran un espíritu afín.
“Lo amenazaron con la cárcel, le quitaron sus propiedades, quisieron matarlo… y aun así ganó”, dijo el primer ministro nacionalista de Hungría, Viktor Orbán.
El jueves, Orbán celebrará una cumbre en Budapest para unos 50 líderes europeos, muchos de los cuales se sienten mucho más aprensivos por el impacto de una segunda presidencia de Trump en la economía y seguridad de Europa.
Un Medio Oriente en caos espera las acciones de Trump
Durante su primer mandato, Trump impulsó la remodelación de Medio Oriente al reconciliar a Israel y Arabia Saudita, y ahora todos los ojos están puestos en cómo intervendrá en los conflictos de la región entre Israel y Hamás en Gaza, e Israel y Hezbollah en Líbano.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó a la victoria electoral de Trump como “el mayor regreso de la historia”.
“Su histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo comienzo para Estados Unidos y una poderosa reafirmación de la gran alianza entre Israel y Estados Unidos. ¡Es una enorme victoria!”, escribió en redes sociales.
Trump y Netanyahu, un nacionalista conservador como él, tuvieron una estrecha relación durante el primer mandato del presidente electo, pero los vínculos se agriaron cuando Netanyahu felicitó al presidente Joe Biden por ganar en 2020.
El círculo íntimo de Netanyahu espera que Trump dé a Israel mano libre contra sus enemigos, pero el presidente electo es famosamente impredecible, y el líder israelí enfrenta una fuerte oposición en su país. El martes, destituyó al popular ministro de Defensa Yoav Gallant en medio de divisiones sobre la conducción de la guerra, un sorpresivo anuncio que provocó protestas en todo el país.
Hamás emitió un breve comunicado diciendo, “nuestra posición sobre el nuevo gobierno de Estados Unidos depende de sus posiciones y comportamiento práctico hacia nuestro pueblo palestino, sus derechos legítimos y su causa justa”.
Washington es uno de los mediadores clave de las, hasta ahora, infructuosas conversaciones de alto el fuego en Gaza y ha acusado públicamente a Hamás de rechazar varios acuerdos. Hamas lo ha negado, culpando a Israel de exigir cambios de último minuto a las propuestas.