Lo queramos o no, el tráfico de sustancias ilícitas forma parte de la historia contemporánea occidental con todas las paradojas que conlleva. Por ejemplo, mientras una sustancia tan poco nociva como la sacarina estaba prohibida en la mayoría de los países de Europa, la cocaína se podía encontrar en farmacias. Son las contradicciones de un mercado jeroglífico donde el contrabando es un oficio más.