Cuando se tiene alguna herida, debemos seguir estrictamente las indicaciones sobre el uso de fármacos (ej. antibióticos), las cremas tópicas y el proceso de curación (ej. higiene y aislamiento de heridas). Esto puede darse en diversos escenarios como en el caso de quemaduras, úlceras por reposo prolongado (úlceras de presión) más frecuente en adultos mayores, úlceras en el paciente con diabetes, después de un proceso quirúrgico y muchas otras situaciones que junto a éstas representan las de mayor vulnerabilidad y predisposición a complicaciones.
¿Pero se detiene usted a pensar en que su alimentación puede contribuir de forma favorable en este proceso?
Los procesos biológicos e inmunológicos que participan en la curación, requieren nutrientes que son necesarios para la producción de factores envueltos en la maduración y diferenciación del tejido. (Quain, 2015)
¿Cuáles condiciones podrían predisponer a una alimentación inadecuada?
—Hospitalización: la condición clínica predispone a menor apetito, selección inapropiada de alimentos y ayunos prolongados (ej. horas sin comer). De acuerdo con algunas revisiones, el porcentaje de pacientes desnutridos dentro del hospital es de alrededor de un 53% (Barranco, 2008).
—Dependencia en funciones básicas: podría existir incapacidad para deglutir o masticar los alimentos, así como, necesidad de un apoyo para poder alimentarse (ej. posterior a un evento isquémico cerebral). Si este apoyo no recibe las instrucciones adecuadas, podría estar favoreciendo a la desnutrición del paciente. (Brown, 2010)
—Alimentación inadecuada: ingesta alta de azúcar, pocas verduras y frutas, alta en grasas saturadas y trans (ej. frituras, alimentos procesados), pobre en fibra, etc.
¿Cómo podríamos optimizar nuestra alimentación en esta etapa?
—Equilibrio en los macronutrientes: Esto significa, la inclusión de proteínas, hidratos de carbono y grasas de forma diaria y balanceada. Cada uno de éstos tiene un rol protagónico en las distintas fases de la cicatrización de heridas. Desde la formación del tejido elástico, producción de colágeno, soporte al sistema inmunológico, participación en las reacciones inflamatorias y otras. Una idea de balance supone, que en lugar de caldo sólo de verduras, incluyamos la proteína y el hidrato de carbono (ej. pollo y papas) para satisfacer los requerimientos de forma equilibrada.
—Aporte de micronutrientes: Se requieren decenas de vitaminas, minerales y elementos traza en el desarrollo de las funciones normales de nuestro cuerpo. Es por ello que el aporte de frutas, verduras y cereales integrales fortificados podrían contribuir a satisfacer los requerimientos diarios. Dentro de los micronutrientes, las vitaminas A, B, C, E y K, así como, los minerales como hierro, zinc y cobre tienen roles protagónicos en la cicatrización de heridas.
El mensaje importante es, incorporar una adecuada alimentación como parte del tratamiento integral de forma temprana, desde el hospital hasta la casa, en el proceso de cicatrización de heridas.
«Se subestima el rol de la nutrición. Los procesos biológicos e inmunológicos que participan en la curación, requieren nutrientes que son necesarios para la producción de factores envueltos en la maduración y diferenciación del tejido.»Quain2015“
Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).
Fuente: https://www.diariolibre.com/revista/columnistas/2022/08/17/la-cicatrizacion-y-la-alimentacion/2014357