Por Alexi Martínez Olivo,
Exdecano Economía UASD.
La reciente y lamentable partida del Profesor Meritísimo de la Escuela de Estadística de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, maestro Jesús de la Rosa, es un hecho que no debe pasar desapercibido.
Nos referimos a que ha muerto un académico muy especial. Un ser humano sencillo, valiente y decente, alguien que, con su ejemplo de vida, dio cátedras a las nuevas generaciones de lo que es abrazar una causa.
Fueron muchas las causas nobles que abrazó este combatiente de abril de 1965.
Lo traté muy de cerca y créanme que, en cada minuto de su vida, observé en él un interés por el respeto y el fortalecimiento de las instituciones, por la libertad de los pueblos.
Sus características de buen dominicano las demostró, no solo con su participación en gesta de abril, sino con su interés, año tras año, de que ese episodio de la historia del país no sea borrado de la memoria colectiva nacional, de que las nuevas generaciones entiendan la necesidad de salvaguardar la soberanía nacional, la democracia.
Lo que más noté en él fue su amor y devoción por la UASD. En todos los escenarios que se requería de un defensor ahí estaba él.
Fue muy crítico, hasta de la misma UASD, pero un gran defensor, desde el mismo Movimiento Renovador, de la lucha por un presupuesto que permitiera a la Universidad estatal cumplir al máximo con sus funciones básicas de docencia, extensión e investigación y dar el mejor servicio posible a sus estudiantes.
Creyó siempre en la autonomía y en la UASD como la principal institución para generar movilidad social del país.
Fueron muchos los escenarios sociales, académicos y de diseño de políticas educativas públicas, dentro y fuera de la Universidad, en los cuales vi su defensa a esta institución.
Sus aportes en el campo académico fueron invaluables. Fue Premio Nacional de Didáctica y Premio Nacional de Historia, entre otros galardones.
En el área del Deporte, aunque no soy un dirigente deportivo, escuché y vi desde niño que su nombre que resonaba en los medios de comunicación, pues fue secretario de Deportes a principio de la década de los años 80.
Siempre estuvo involucrado en propiciar el desarrollo del deporte en nuestro país, convencido de la certeza del popular slogan “Mente sana en cuerpo sano”.
Maestro Jesús ¡Cuánto aprendimos de usted las generaciones que les seguimos!
Nunca olvidaré sus visitas frecuentes a mi despacho, cuando fui vicedecano y decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD, en cuyos momentos procuré siempre nutrirme de sus vivencias, sacarle el
mayor provecho a esos minutos.
Siempre anduvo detrás únicamente del interés colectivo.
Se nos fue un uasdiano a carta cabal, un ejemplo de moralidad y coherencia.