SANTIAGO. – La Iglesia Católica deploró que República Dominicana ocupe el primer lugar en el mundo por las muertes en accidentes de tránsito y exigió a las autoridades hacer cumplir las leyes sobre la materia.
“Nuestras calles, carreteras y autopistas, son cada día escenarios de muerte, situación que se agrava los fines de semana”, afirmaron los católicos del país en el periódico Camino, vocero de la arquidiócesis de Santiago en su editorial para este domingo 31 de julio.
En su editorial de la edición del 31 de este mes, Camino dice que las señales de tránsito son simples caricaturas a las cuales muchos choferes y conductores no les hacen caso, por lo que conducir en la República Dominicana es un riesgo.
Camino afirma que no se respetan las leyes de tránsito, se ve gente drogada y alcoholizada manejando, vehículos destartalados, qué son una bomba de tiempo, y que en un país organizado no estarían transitando por las calles, porque son potenciales a provocar accidentes, y crear tragedias.
De igual forma, el semanario católico cita el exceso de velocidad, los rebases temerarios y lo más grave, se ha perdido el respeto a la vida propia y de los demás.
“La muerte del querido padre Julio César es una muestra de esta triste realidad. El accionar de un conductor irresponsable, nos ha llevado para siempre a este gran amigo” recuerda Camino al resaltar el fallecimiento reciente del sacerdote.
El periódico católico plantea la necesidad de haya consecuencias para los que provocan tantos accidentes, y así entiendan que se les ha concedido una licencia para conducir y no para matar.
En su editorial dice que la muerte del padre Julio César Taveras Reynoso, a causa de un accidente de tránsito provocado por el conductor de un vehículo pesado en la autopista Duarte, el pasado martes 26 de julio, cuando él regresaba de Santo Domingo a Santiago, “nos llena de tristeza”.
El semanario que este domingo se leerá en las iglesias de esta ciudad indica que su partida a destiempo deja un dolor profundo en sus familiares, y en los miembros de la Congregación Misioneros de los Sagrados Corazones, a la cual pertenecía.