En República Dominicana hace falta una entidad que garantice un turismo de aventura y de deportes de montaña seguros, con guías certificados y normas que aseguren el disfrute pleno de la actividad y del destino.
Y urge, al menos, una conversación a nivel del sector que motive a tomar en cuenta esta sugerencia.
La propuesta es de la fundación Nateevos, creada este año con el propósito de ayudar a las comunidades locales a encaminarse por el turismo sostenible.
Porque, ¿quién garantiza que las actividades sean seguras y que se pague el precio justo por ellas? ¿Quién auxilia al viajero si presenta una condición de salud? ¿Quién regula la capacidad de carga de los destinos locales? ¿Por qué se permite que tantas personas visiten el pico Duarte en enero o hagan buceo deportivo al mismo tiempo en Cayo Arena? ¿Qué responsabilidad le toca asumir al viajero para respetar el destino y su biodiversidad?
Estos temas, como parte del turismo responsable, deben ser de interés para el Estado, el turista y las comunidades, considera la fundación que nació a partir de Nateevos, la primera aplicación dominicana y plataforma virtual que conecta a los proveedores locales con potenciales usuarios a quienes les ofrecen experiencias y estadías.
De tarifas y seguridad
Giancarlo Frías, Nicolás Bera y Michelle Arthur aseguran uno de los objetivos de Nateevos con esta propuesta es ayudar a estandarizar el mercado.
“Es una de las tareas que tenemos. ¿En qué sentido? En el precio, por ejemplo. Porque pasa que vas a comunidad costera, le preguntas a un yolero por el precio de un viaje y más adelante te dan otro precio, y más adelante te dicen ´te lo pongo a tanto’. ¿Por qué esa diferencia? Pues hay que estandarizar eso, un precio por persona y no hay tutía. Nosotros somos un mercado electrónico; la idea es que no tengas que andar con efectivo en esas comunidades y que pagues el precio justo”, explica Giancarlo.
Ahora, ¿por qué vale la pena pagar un poco más por un servicio que te garantice seguridad?, pregunta Nicolás.
En las montañas, indica, “tienes touroperadores o gente que te ofrece experiencias y te las ponen más barato, pero no sabes si quien te las pone más caro es, por ejemplo, porque te ofrece más seguridad y tiene más conocimientos. Ese conocimiento lo avala para que puedas entrar y salir de ese sitio, que cuenta con el respeto de la comunidad, la seguridad y la empleomanía necesaria”.
Comenta que mucha gente abarata costos en excursiones, pero cuando ves el acabado de la experiencia, es del cielo a la tierra.
“Parte de estandarizar y crear leyes que regulen eso es porque no hay leyes que regulen las actividades de montaña en el país. Los deportes de montaña no están reconocidos, ninguno. Nos quedamos en kitesurfing y la vela en el mar, ahí es que están las licencias del Ministerio de Medio Ambiente. Entonces, parte de la conversación es sentarnos en la mesa y decir: tenemos una base de datos de toda la gente que hace esto en el país entero, vamos a formalizarlo”, sugiere el director de Operaciones de Nateevos.
¿Cómo se lograría?
Ahí entran las licencias y las certificaciones, responde Michelle.
“En la montaña nos encontramos con locales y personas que hacen lo mismo que nosotros. Si haces barranquismo tienes que llevar tu casco, chaleco, arnés; tienes que estar con gente que sabe lo que está haciendo, porque estás en peligro, estás expuesto a la naturaleza y puede pasar cualquier cosa. Hemos visto muchas personas que viven en las comunidades, tienen la necesidad de ofrecer la experiencia y el recurso pero te ponen en riesgo, te cobran cheles, y tú decides si prefieres pagar cheles a que te den seguridad”, responde la directora de Mercadeo de la plataforma.
Nicolás entiende que alguien que entra personas al gran sistema vivo que es la montaña debe saber de primeros auxilios en lugares remotos.
“¿Cómo asisto a una persona? ¿Cómo prevengo el riesgo de que me entre una persona con condiciones médicas; y si pasa algo podré asistirla? ¿Qué hago si me crece un río? Porque si llueve tengo que sacar a las personas de forma segura. Eso se llama aguas vivas, un conocimiento que se da en seguridad de montaña. Tengo que saber rescate, manejo de cuerda, lectura del clima”.
A medida que crece el turismo de aventura, crecerán los casos y hay que estar preparados para asumirlos, expresan.
¿Qué proponen?
Si se conoce el cómo hacerlo, si hay literatura disponible y personas dispuestas a colaborar, lo que hace falta es una especie de escuela u organismo de seguridad de montaña que emita licencias para las personas que llevan excursionistas a las montañas, sugieren los chicos.
Y que eso esté regulado por ley, estandarizado.
“Hay dependencias creadas por los ministerio de Turismo y Medio Ambiente que trabajan en las provincias, como las oficinas ecoturísticas, pero ¿cuál es el armazón de eso? Déjame ver la estructura, los empleados que tiene cada dependencia; entonces cojamos la intención de ser de esas oficinas y vamos a darle forma a todo; que se cree una gran escuela nacional de guías de montañas, por ejemplo, y en esa escuela vamos a segmentar cursos, ya sea para senderismo, para camping… Y que desde ahí se emitan licencias para una persona o empresa llevar personas a las diferentes actividades en la montaña”.
Afirman que eso ayudará a que el sector ser formalice, que los guías se hagan expertos en determinados tipos de aventura y que pasen por un debido proceso de certificación.
Señalan que al ver el gráfico del Ministerio de Medio Ambiente que muestra la cantidad de guías certificados en el país, no todos pasaron por el debido proceso ni están bien distribuidos.
“Si eres guía de Zona Colonial, qué haces en la montaña? Es decir, hay guías que son de un rubro trabajando en otro. En el rubro aventura, que es el que tiene mucho auge ahora mismo, vimos como 15 guías dizque certificados en aventura, nos gustaría conocerlos, porque en esto nos conocemos todos”.
Beneficios para todos
En Nateevos están conscientes de que crear una escuela o institución de este tipo requiere de capacitación y recursos.
“Es claro que para eso se necesita presupuesto. El levantamiento técnico de infraestructura requiere un personal capacitado; quien esté a cargo de eso tiene que ser una persona que se haya visto el mundo”, manifiesta Nicolás.
Giancarlo observa que hacerlo solo traerá beneficios para todos.
“El Estado fomenta que vengan los turistas, los turistas van a las comunidades y eso es un círculo en el que se beneficia todo el mundo. Entonces se beneficia el Estado, los guías de la comunidad y el turista. Porque van atados. El Estado podrá decir con certeza que este es un destino seguro, capacitado, y eso hace que el turista confíe en que viaja con gente que sabe, ellos se dan cuenta”, apunta el director de la plataforma.
“Es de la integridad, de la vida de la persona de la que estamos hablando”, añade Nicolás.
Proponen también que las fundaciones que capacitan comunitarios locales se unan a la conversación “para que se viva la misma experiencia de seguridad en todos lados”.
“La estandarización crea parques temáticos dentro de las comunidades montañosas, con entradas en las que todo el que entra por ahí está monitoreado y se le da seguimiento desde las oficinas ecoturísticas. Todo el que vaya ahí y quiera entrar personas tiene que presentar su licencia, registrar cuántas personas lleva, para dónde va, qué experiencia va a hacer, con qué guía local va. El que esté a cargo de esa dependencia ecoturística debe conocer a todos los guías locales”.
Acercamiento con las autoridades
Canyoning República Dominicana, la agencia de deportes de montaña creada por Nicolás y Giancarlo en 2017, está certificando guías de aventura.
“Aquí no hay una certificación de eso que estamos haciendo –sostiene Giancarlo-. Tuvimos que salir del país, a Colombia, a España, y haciendo deportes de montaña trajimos una certificación de parte de una empresa que se llama Ican Professional (International Center of Adventure & Nature), con sede en Francia. Esa empresa es la que nos da el aval. Esa certificación nos ha dado la capacidad de desarrollar un pénsum educativo que estamos ofreciendo a niños, jóvenes y adultos».
Hace tres meses capacitaron a unas 20 personas, incluyendo comunitarios de Blanco (Monseñor Nouel) y de Los Cacaos (San Cristóbal).
Los chicos comentan que a mediados de año se acercaron al Ministerio de Medio Ambiente, a través del Departamento Técnico, y les entregaron dos propuestas a tomar en cuenta: una sobre asistente de barranquismo y otra sobre guía de seguridad de montaña.
Mientras esperan respuesta, confían en que sigan aumentado las buenas prácticas de turismo responsable en las comunidades.
“Las personas que están en las comunidades remotas o costeras están haciendo un gran trabajo, es gente que está abogando porque las cosas se hagan bien”, dice Nicolás.
Y finaliza diciendo: “Señores, estamos en una competencia donde los recursos de la isla (no somos continente) son finitos. Puede llegar el momento donde el crecimiento del ecoturismo no coincida con la capacidad de recursos naturales que ofrecemos, por el cambio climático; es importante saber que la conversación es urgente”.