Canarias ha sufrido dos erupciones en una década y es la única autonomía española con vulcanismo vivo, por lo que tenía todas las papeletas para hacerse con la sede de la vulcanología española. Así lo había anunciado la semana pasada el presidente canario, Ángel Víctor Torres, y este martes se ha confirmado durante la visita del presidente Pedro Sánchez a La Palma. La autonomía albergará el Centro Nacional de Vulcanología, pero no se ha despejado aún la incógnita pendiente: si se emplazará en La Palma, ubicación de la última erupción española, o en la isla de Tenerife, donde se sitúan ya hoy la mayor parte de los técnicos y especialistas de organismos como el Instituto Geográfico Nacional (IGN), CSIC o Involcan.
La isla en la que finalmente se ubique el centro se decidirá en contacto con el Gobierno de Canarias, atendiendo a lo que digan los técnicos y siguiendo un proceso de evaluación “que está regulado”, ha afirmado el presidente del Gobierno, según recoge Efe. En una rueda de prensa en Santa Cruz de La Palma, Sánchez ha agradecido su ofrecimiento a los cabildos de Tenerife y de La Palma. Y para atender esta demanda “lógica y legítima”, el Consejo de Ministros ha aprobado un reglamento con la evaluación de las potenciales candidaturas, ha explicado el jefe del Ejecutivo central, quien ha insistido en que es una buena noticia para Canarias y que “eso no va a menoscabar ni un ápice” su compromiso con los palmeros y el relanzamiento de la isla.
La creación de este centro surge tras la crisis volcánica de La Palma, que provocó la aprobación de un decreto en el que se anunciaba la “necesaria la puesta en marcha de un plan nacional para mejorar la respuesta y la prevención ante fenómenos como los terremotos, los tsunamis y los volcanes, con la participación de todos los departamentos y organismos que desarrollan competencias en este ámbito”. Aunque el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) ha sabido coordinar a las distintas instituciones y científicos implicados en la observación del volcán palmero, sigue haciendo falta una estructura que ordene esos trabajos.
“La experiencia adquirida durante la última erupción en la isla de La Palma constituye un sólido cimiento para la puesta en marcha del Plan Nacional de Vigilancia Sísmica, Vulcanológica y de otros Fenómenos Geofísicos cuya elaboración correrá a cargo de un grupo de trabajo liderado por el Instituto Geográfico Nacional (…) competente en materia de vigilancia y alerta sismo-volcánica”, desarrolla la norma.
En la actualidad, la institución encargada de la vigilancia volcánica en España es el IGN, que cuenta con una oficina con unas 15 personas en Santa Cruz de Tenerife, la capital de la isla, dedicada al seguimiento de los fenómenos sísmicos y volcánicos del archipiélago. En la sede madrileña de la institución, no obstante, se ubica la dirección del Observatorio Geofísico. En Tenerife también se encuentran muchos de los investigadores del CSIC y la Universidad de La Laguna que se desplegaron en La Palma durante la crisis y es la sede del Involcan, una empresa pública impulsada por el Cabildo de Tenerife y que el Gobierno de Canarias decidió comprar durante la erupción de Cumbre Vieja.
Tenerife sigue siendo una isla volcánica activa y fue, precisamente, una crisis sísmica en el Teide en 2004 la que obligó a las autoridades a desarrollar un plan de vigilancia vulcanológica en España. En La Palma se han producido la dos últimas erupciones terrestres españolas, la reciente de Cumbre Vieja y la del Teneguía en 1971. Desde la erupción, La Palma se ha convertido en un polo de interés científico y turístico por la vulcanología.
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Javier Salas