Rafael Perralta Romero
El próximo martes, cinco de mayo, la Junta Central Electoral sostendrá una reunión con la dirigencia política nacional para tratar asuntos relacionados con las elecciones presidenciales y legislativas a efectuarse el cinco de julio de este año. Puntos clave serán el protocolo sanitario y el voto de los dominicanos en el exterior.
El encuentro se efectuará a dos meses exactos de la fecha de los comicios, que debieron celebrarse el 17 de mayo, como manda la Constitución, y que el impacto del coronavirus aconsejó posponer. En la sesión con la JCE solo participarán los presidentes de las organizaciones políticas, es decir quienes pueden asumir compromisos.
Hecho curioso es que el día de las elecciones haya coincidido con la fecha conmemorativa de un partido político y nadie ha rezongado, ninguna objeción ha merecido. El 5 de julio ha sido ocasión de festejo del una vez glorioso Partido Revolucionario Dominicano, devenido en industria particular de un hombre de negocios.
La JCE está consciente de la grave responsabilidad que significa la celebración de unos comicios tan esperados, contra los cuales conspiran, no solo el trastorno creado por la pandemia, sino politiqueros inescrupulosos que pretenden usurpar funciones públicas más allá del 16 de agosto de este año. Lo proclaman sin rubor ni pudor.
El apoyo que requiere la Junta debe empezar por las fuerzas políticas que terciarán en las elecciones de julio. A los partidos corresponde fungir como columnas de la democracia. La JCE es el instrumento del Estado que cohesiona sus acciones y las canaliza para que culminen en la elección satisfactoria de nuevas autoridades.
A dos meses de las elecciones no es aventurado pensar que los azotes de la peste habrán mermado, específicamente el peligro de contagio. Sin embargo, es pertinente emplear la capacidad de previsión y asumir providencias dirigidas a proteger a los votantes y servidores electorales. La previsión es una facultad vinculada al desarrollo.
Como los políticos no siempre disponen de tiempo para pensar, procede que tomen en cuenta una lista de recomendaciones, muy atinadas, emanadas de la sociedad civil y divulgadas, sobre todo, por el juicioso periodista Juan Bolívar Díaz, excelente observador de la realidad social y política de la República Dominicana.
No es sensato valerse de la pandemia para fines políticos ni para maquinar contra las elecciones atendiendo a fines grupales impuros. La JCE necesita apoyo ciudadano, pues su compromiso es con la democracia. Los ciudadanos somos los beneficiarios de la democracia: nos corresponde exigir a los partidos sensatez y colaboración.