El rey Carlos III resaltó este viernes el “coraje y resiliencia verdaderamente destacables” de los ucranianos, cuando se cumple el primer aniversario del inicio de la invasión rusa a Ucrania.
En un comunicado difundido por el palacio de Buckingham, el monarca británico recordó que “ha pasado un año desde que los ucranianos llevan sufriendo de manera inimaginable por un ataque a escala completa contra su nación”.
Destacó que “han mostrado un valor y una resiliencia verdaderamente destacables ante una tragedia humana así”.
Al mismo tiempo, agregó, “el mundo ha mirado con horror todo el sufrimiento innecesario infligido a los ucranianos, muchos de los cuales he tenido el gran placer de conocer en el Reino Unido y por todo el mundo, desde Rumania a Canadá”.
Carlos III recuerda en el comunicado su encuentro a comienzos de mes con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, en el Palacio de Buckingham para “expresar” su “apoyo personal” a los ucranianos.
“Es alentador que el Reino Unido, junto con sus aliados, esté haciendo todo lo posible para ayudar en los momentos más difíciles. Por ello, solo puedo confiar en que el derroche de solidaridad de todo el mundo traiga no solo ayuda práctica, sino también fortaleza de saber que juntos estamos unidos”, concluye el soberano británico en su mensaje.
El mensaje de la Familia Real a un año de la invasión rusa a Ucrania
La invasión ilegal de Rusia a Ucrania cumple este viernes un año, en la que la ex república soviética opuso una encarnizada resistencia a las tropas rusas e infligió, con respaldo occidental, inesperados reveses a las fuerzas de Vladimir Putin.
Los rusos entraron en Ucrania el 24 de febrero de 2022, dando inicio al peor conflicto en suelo europeo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Doce meses después, numerosas ciudades ucranianas quedaron en ruinas, una parte del país vive bajo ocupación rusa y el balance de muertos y heridos en cada bando supera los 150.000, según estimaciones occidentales.
Durante la jornada de este viernes, se realizarán ceremonias en ciudades simbólicas de los padecimientos de la guerra, como Bucha, en las afueras de Kiev, teatro de una masacre de civiles imputada a las fuerzas rusas.