El presidente de Haití, Jovenel Moise, afirmó este lunes que no abandonará el poder el 7 de febrero próximo, como exigen partidos y organizaciones de la oposición, que desde hace meses intensifican las protestas en contra del Gobierno.
El periodo presidencial es de cinco años en Haití, lo que significa «que el mandato de Jovenel Moise terminará el 7 de febrero de 2022», dijo el gobernante en un discurso a través de Facebook en el que habló de energía, elecciones e infraestructura.
El jefe de Estado afirmó no tener «ningún deseo de permanecer en el poder. Estoy a punto de irme, pero hay condiciones para que me vaya. (…) El dueño del poder es el pueblo haitiano».
Moise prometió celebrar este año elecciones «honestas, creíbles, transparentes e inclusivas en el país», por lo que tomó la decisión de constituir en septiembre de 2020 el Consejo Electoral Provisional con sectores «representativos», dijo.
El 7 de febrero próximo, cuando se cumplen cuatro años de su llegada a la Presidencia, la Policía Nacional y el Ministerio de Interior y Justicia «tienen instrucciones formales de asegurar las vidas y los bienes. Hay que respetar el Estado de Derecho como se hace en todo el mundo», advirtió.
«Hay que respetar la propiedad y la vida de las personas en los 27.750 kilómetros cuadrados», añadió.
A la vez, dijo que, en lo que respecta a los acuerdos políticos, «nunca» ha dejado de trabajar para lograr un pacto a favor del país.
«Hay que dialogar para llegar a acuerdos. No son acuerdos para la celebración de elecciones y la Constitución, sino para encontrar un acuerdo durante 25 años», subrayó Moise.
«Tenemos que trabajar para que tengamos un acuerdo que ponga al país en la senda del cambio», dijo, recordando que desde la muerte del fundador de la nación, Jean Jacques Dessalines, en 1806, los haitianos han sido incapaces de llegar a un acuerdo.
No obstante, criticó que para que un presidente convoque las elecciones en Haití haya que pactar antes con los actores políticos.
Desde julio de 2018, Haití se enfrenta a una crisis sociopolítica y económica sin precedentes con manifestaciones, algunas de ellas violentas, y repetidos llamamientos a la dimisión del presidente por parte de diversos sectores de la sociedad civil.