Por Manuel María Mercedes
Circula en las redes un video terrible, fuerte, desgarrador. Hay que verlo para entender la magnitud del odio aunque duela y sea muy fuerte. Sobre todo los jóvenes deberían verlo para que entiendan que la realidad aunque se parezca mucho a un videojuego, es otra cosa. Se trata del ataque perpetrado hace algunos día en Nueva Zelanda en una mezquita donde cuatro terroristas han asesinado a sangre fría más de 49 personas.
Hay detalles de la historia sobre ese ataque que no han salido mucho a la luz pública, sobre todo en nuestro país donde merecen una columna solamente las noticias que llegan de Estados Unidos. Sobre el rifle de uno de los atacantes (si ven, llevan inciso letras blancas) hay el nombre, entre otros, de dos personas quienes de alguna manera inspiraron los terroristas. Uno es el terrorista de extrema derecha noruego, Breivick, quien se declaraba anti-multiculturalista, anti-marxista, anti-islamista y quien en 2011 se metió en un campamento de la juventud del partido social democrático al poder donde había cientos de jóvenes en una pequeña isla matando a 80 de ellos.
El otro nombre es de Luca Traini, italiano, miembro de un partido de extrema derecha, la Lega Nord, fascista, anti multiculturalista, xenófobo, quien hace casi dos años se subió a un carro y recorrió las calles de una ciudad del centro de Italia tirándole con un rifle a todas las personas inmigrantes, de piel oscura, que encontraba en las aceras, le tiró también a la sede del Partido Democratico, de izquierda, al gobierno en ese entonces. Hirió 7 personas y casi mata una. Esos dos hombres han sido los referentes de las 4 personas que el otro día se metieron en una mezquita en Nueva Zelanda y asesinaron como se puede ver en el video, a quemarropa 49 personas.
Este acontecimiento protagonizado por suprematistas blancos (el suprematismo es el movimiento ideológico según el cual los blancos son superiores a las demás razas) así como otros que se han dado como los que narramos, son el resultado de haber dejado a la extrema derecha, tanto en Noruega, como en Italia, pero en general a nivel mundial, poco a poco la posibilidad de permear e infiltrarse en nuestras sociedades y en los espacios democráticos que tantos muertos y tantas luchas le han costado a la sociedad. Poco a poco estamos olvidando lo que son el fascismo, el nazismo y el falangismo y lo que han representado y han sido históricamente.
Una especie de revisionismo histórico y la debilidad de las izquierdas y de los defensores de derechos humanos y de la democracia pretenden hacer pasar la idea de que en el pluralismo democrático pueden y tienen hasta el derecho de caber instancias de extrema derecha, por su naturaleza antidemocráticas y xenófobas, las cuales en todo el mundo se identifican con el mismo rechazo a la multiculturalidad, a los derechos de los migrantes, a las personas de izquierda y progresistas, a los musulmanes, a menudo a la población LGBT y que pregonan de forma igual en todo el mundo un concepto enfermizo de defensa del territorio y defensa de la soberanía y de la patria, escondiendo la promoción de su odio detrás de supuestas denuncias de invasiones inexistentes.
Hay que tener claro, para frenarle el paso al crecimiento de estos movimientos, que ideas como estas nada tienen que ver con la democracia y que pueden ser gérmenes de horrores como lo fue el holocausto de los hebreos en su momento. La historia si no se conoce se repite.
En República Dominicana lo más cercano al fascismo y al nazismo son los movimientos de extrema derecha como la Nueva Orden Dominicana, partidos como la Fuerza Nacional Progresista y el Partido Nacionalista Dominicano, o personas como Vincho Castillo, Ramfis Trujillo y Porfirio Lopez Nieto, lo cual la CNDH en momentos oportunos lo ha denunciado, como cuando se encontró un haitiano ahorcado en el parque de Santiago o en ocasión de la actividad en el Malecón organizada por nacionales haitianos la cual tuvieron que suspender porque los propagadores de odio de profesión amenazaban con sacar las armas contra unos deportistas.
Las raíces del odio son las mismas en todo el mundo. Los métodos para difundir y promover ese odio son iguales en todo el mundo, la palabra que en todo el mundo describe este odio se llama fascismo.
La gente decente tenemos la tarea de velar para que instancias como estas no contaminen la sociedad y la democracia y los espacios progresistas que los ciudadanos a costa de luchas y muertos, nos hemos ganado en el transcurso de los años.
No existe derecho a la libertad de difusión del odio, no existe derecho a la libertad de expresión de la intolerancia, no se dejen confundir.
Celebrando el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, este 21 de Marzo, deseamos reiterar que la lucha contra todo tipo de racismo y discriminación es un valor fundante de nuestra organización.