Dar a luz es algo que casi había descartado. Los estudios indicaban que, junto a su esposo, Joy tenía un 15% de posibilidades de concebir un hijo. Por eso, luego de siete años sin éxitos, adoptaron a un niño.
Sin embargo, en 2016 logró quedar embarazada y ya marcó un antecedente: el bebé nació con un peso de 5 kilos, una cifra considerada «alta» por los estándares de Medline, base de datos producida por la Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU.
Y ahora llegó Harper, nacida en el centro médico Arnot Ogden (en Elmira, estado de Nueva York) que registró en la balanza poco después de la cesárea 15 libras y 5 onzas, al borde de los 7 kilogramos, y 59 centímetros de estatura. Son medidas más propias de un bebé con al menos tres meses de vida.
Su peso fue comparado con el de una bola de bowling. O dos galones de pintura. Los tres médicos que debieron asistir en el parto de Joy Buckley estaban asombrados y Joy confesó: «Me siento como si me hubiesen chocado dos camiones».
Harper rompió con todas las expectativas. «Fue un poco violento, quedó atascada bajo mi caja torácica«, explicó al periódico NY Post, aunque indicó que ya se está recuperando.
«Ya puedo caminar. Estoy tan aliviada de dejar de sentir esa presión«, comentó Joy, de 1.76m y 95 kilos. Según cálculos que escuchó de los médicos, en su viente había fluido amniótico suficiente para dos bebés.
La bebé sufrió algunas complicaciones durante el parto y fue llevada al área de cuidados intensivos, donde respiraba con asistencia. Sin embargo, los médicos confiaban en que sea dada de alta en los próximos días.
«Estamos muy contentos con ella. Hemos podido sostenerla, parecía bastante feliz», añadió la madre.
Según el Post, oficiales del Departamento de Salud estaban revisando los registros históricos estatales y, hasta el momento, no habían encontrado un antecedente con más peso.
Según explicó Medline, este tipo de casos se producen usualmente por el tamaño de los padres, pero puede también influir un caso de diabetes de la madre durante el embarazo.
Fuente: Infobae