De acuerdo a la doctora Jazmín García, radioncóloga del Centro de Radioterapia Integral RADINOC, el cáncer de testículo es el más común en jóvenes de 20 años en adelante y se produce cuando las células de los testículos crecen y se multiplican sin control, dañando el tejido sano circundante e interfiriendo en la función normal del testículo.
“Este cáncer es el más común en el adulto joven, ya que afecta principalmente a hombres de entre 20 y 34 años”, especifica la doctora.
Indica sin embargo, que cuando el cáncer de testículo se detecta precozmente, hay más de un 90% de probabilidades de curación.
Recomienda que periódicamente, como hacen las mujeres con la mama, los hombres se hagan una autoexploración testicular, “ya que este cáncer, en su fase temprana, no duele ni tiene sangrado ni presenta ningún otro síntoma, simplemente se nota que el testículo ha cambiado de tamaño o presenta un bulto, una masa indurada que normalmente no debería estar ahí”.
La especialista explica que a este cáncer también se le llama cáncer de la “novia”, ya que la pareja es la primera en detectar algo anormalmente en ocasiones.
Jazmín García dice que en ocasiones puede darse la sensación de pesadez en el escroto, un dolor sordo en la porción inferior del abdomen o la ingle, o incluso molestias localizadas en un testículo o bien en el escroto.
“La mayoría de estos síntomas no tienen por qué ser cáncer, pero, en caso de observar uno o más de ellos, hay que consultar al urólogo. En algunos casos también influyen factores externos, como pueden ser las atrofias testiculares, que pueden ser secundarias a enfermedades, como por ejemplo la parotiditis”, señala.
De acuerdo a la especialista otro factor puede ser la contralateralidad; es decir, si el paciente ha tenido en un testículo un tumor, puede ser que se desarrolle en el otro y aunque menos común, también puede darse por alteraciones cromosómicas.
El tratamiento de elección en este cáncer es la extirpación del testículo siempre por vía inguinal, haciendo una pequeña incisión en el abdomen. Según el tipo de células que tenga el tumor, se podría continuar con un tratamiento mediante quimioterapia o con radioterapia.
Aunque no tiene que afectar a la fertilidad necesariamente, “muchas veces, previo a cualquier tratamiento, se les suele pedir a los pacientes un estudio de fertilidad, y se les puede hacer una preservación de semen”, concluye la Dra. García.