Así como lo indicaron recientemente las autoridades económicas dominicanas, el Banco Mundial también proyecta que el país crecerá 5 % en este 2022 y también en el próximo año, un porcentaje inferior al 12.3 % estimado en 2021, influido por la incertidumbre en el contexto internacional acarreada por la guerra entre Rusia y Ucrania y la pandemia del COVID-19.
Con la proyección, el país sería la octava economía con el más alto crecimiento en la región, solo superada por Guyana, Barbados, Santa Lucía, Dominica, Panamá, Bahamas y Belice. Para Haití, en cambio, se proyecta un decrecimiento de -0.4 %, siendo la peor proyección para los 28 países listados.
“La República Dominicana ha tenido un desempeño bastante bueno en el último año”, destacó William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, al responder una pregunta de Diario Libre durante la presentación ayer del informe semestral de la institución sobre el estado de la economía en la región.
“Como todos los países del Caribe, perdieron 7 por ciento durante la crisis, y como economía muy expuesta al turismo, como industria, tuvieron el mismo peligro de perder mucho crecimiento el año pasado, pero hicieron muy buen esfuerzo en términos de vacunación, entonces crecieron 12 por ciento el año pasado, muy por encima del promedio en el Caribe”, indicó.
En documentos difundidos por separado, tanto el Banco Central como el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo proyectaron que el producto interno bruto (PIB) de República Dominicana crezca 5 % en el presente año, cuando en enero la institución financiera había proyectado un crecimiento de la economía en torno al 5.5-6.0 %.
De acuerdo al informe semestral “Consolidar la recuperación: aprovechando las oportunidades del crecimiento verde”, el Banco Mundial indica que las economías de América Latina y el Caribe van camino a una recuperación tras la crisis generada por la pandemia del COVID-19, “aunque las secuelas de la pandemia persisten y la necesidad de un crecimiento dinámico, inclusivo y sostenible es cada vez más urgente”.
El organismo multilateral destaca que luego de un rebote de 6.9 % en 2021, se espera que el PIB de la región crezca 2.3 % este año y 2.2 % adicional en 2023, logrando la mayoría de los países revertir las pérdidas de PIB que tuvieron lugar durante la crisis pandémica.
“No obstante, estas modestas proyecciones colocan al crecimiento regional entre los más bajos del mundo en un momento en que la región enfrenta grandes incertidumbres, como la posible aparición de nuevas variantes del coronavirus, un aumento de la presión inflacionaria y la guerra en Europa, que amenaza la recuperación mundial. De hecho, la previsión de crecimiento regional fue revisada a la baja en 0.4 por ciento tras la invasión rusa de Ucrania”, observa el Banco Mundial.
«El crecimiento (previsto) no es suficiente para contribuir a paliar los niveles de pobreza en la región, y además es un retorno a las tasas de crecimiento de la década de 2010, cuando Latinoamérica y el Caribe crecían por debajo del resto del mundo», indicó Maloney.
Como algo positivo, el Banco Mundial destaca el proceso de vacunación contra el COVID-19, que se ha generalizado en la región, y que las empresas nuevamente están contratando y las escuelas reabren sus puertas. “De todas formas, las secuelas a largo plazo de la crisis persisten y necesitan atención”, precisa.
Sobre el cambio climático
El informe del Banco Mundial también reitera que el cambio climático supone desafíos importantes para las economías de la región.
Advierte que los eventos climáticos extremos, como ciclones e inundaciones, afectarán las redes de transporte: 60 % de la red en Jamaica, 50 % en Haití, 35 % en la República Dominicana y 25 % en Bolivia son vulnerables.
Estima que el costo total de todas estas perturbaciones en la infraestructura —energía, transporte y agua— como porcentaje del PIB es de casi 1 % al año en la mayoría de los países, aunque podría llegar a 2 % en la República Dominicana y 3 % en Panamá.
“Estas cifras son importantes si se las compara con la inversión anual promedio en infraestructura, que es de aproximadamente 1.5 por ciento del PIB”, señala.