Kamala Harris dijo en una iglesia de Michigan el domingo que Dios ofrece a Estados Unidos un “plan divino lo suficientemente fuerte para sanar la división”, mientras que Donald Trump dio un discurso profano y lleno de teorías conspirativas en el que reflexionó sobre periodistas baleados y calificó a los demócratas de “demoníacos”.
Los dos principales candidatos a las elecciones del martes adoptaron tonos marcadamente diferentes en el último domingo de la campaña. A menos de 48 horas de las votaciones, la vicepresidenta demócrata argumentó que la elección ofrece a los votantes la oportunidad de rechazar el “caos, el miedo y el odio”, mientras que el expresidente republicano, repitió mentiras de fraude electoral para intentar sembrar dudas sobre la integridad de la votación y sugirió que el país se desmorona sin él en el cargo.
Harris concentró su domingo en Michigan, comenzando el día con unos cientos de feligreses en la iglesia Greater Emmanuel Institutional Church of God in Christ de Detroit. Fue el cuarto domingo consecutivo en que Harris, quien es bautista, hablaba ante una congregación negra, reflejo de la importancia crítica de los votantes negros en varios estados clave.
“Veo la fe en acción de maneras notables”, dijo en comentarios que citaron al profeta del Antiguo Testamento, Jeremías. “Veo una nación decidida a pasar la página del odio y la división y trazar un nuevo camino hacia adelante. Mientras viajo, veo a estadounidenses de los llamados estados rojos y estados azules que están listos para inclinar el arco de la historia hacia la justicia”.
Nunca mencionó a Trump, aunque seguramente volverá a su discurso partidista más convencional en paradas posteriores el domingo.
Harris terminó sus comentarios en unos 11 minutos, mientras que Trump habló unos 90 minutos en un mitin al aire libre y frío en el aeropuerto de Lancaster, Pensilvania.