La embajada de Estados Unidos en Puerto Príncipe, Haití, recomendó ayer a sus ciudadanos estar alertas y abandonar ese país, luego de reflexionar sobre los riesgos de permanecer allí mientras se empeora la creciente escasez de combustible y aumenta el deterioro de la seguridad.
“La persistente inseguridad y la creciente escasez de combustible están obstruyendo la capacidad de los ciudadanos estadounidenses para encontrar transporte hacia y desde la embajada y los aeropuertos del país”, expone la misión diplomática.
Asimismo, subraya que los problemas generados por la situación de los derivados del petróleo, que a su juicio tiene un componente global, privan a los haitianos “de lo mínimo indispensable”.
“El gobierno de los Estados Unidos tiene una capacidad extremadamente limitada para proporcionar servicios de emergencia a los ciudadanos estadounidenses en Haití y no puede proporcionar servicios de transporte”, apunta.
Les recuerda a sus ciudadanos que Haití tiene el nivel más alto de aviso de viaje, refiriéndose al grado número 4, por secuestro, delincuencia y disturbios civiles.
También reconoce que la policía haitiana carece, generalmente, de los recursos para responder de manera efectiva a las solicitudes de asistencia”.
En consecuencia, considera que los ciudadanos estadounidenses deben considerar, cuidadosamente, “los riesgos de viajar o permanecer en Haití a la luz del deterioro de la situación de seguridad y los desafíos de infraestructura”.
Estos problemas, anota, “pueden limitar el acceso a servicios esenciales, en caso de emergencia, incluido el acceso a bancos, transferencias de dinero, atención médica urgente, Internet y telecomunicaciones, y opciones de transporte público y privado.
Pide no viajar al país
Además de sugerir a los estadounidenses que deberían considerar seriamente regresar a los Estados Unidos, a los interesados en viajar a ese país les pide “no hacerlo”.
También ha sugerido evitar las manifestaciones y grandes concentraciones de personas, y se elaboren y practique “planes de contingencia para refugiarse en un lugar” y, o acceder a los aeropuertos.
Más división interna
Por otra parte, la Oficina de Monitoreo del Acuerdo de Montana denunció alegadas “maniobras” de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas y un líder del Voluntariado para el Desarrollo de Haití, para poner en marcha un documento que, presuntamente, prevé “la creación de un alto consejo de transición para fortalecer el poder de Ariel Henry “en detrimento de las demandas de la población”.
Según el ente, las ambiciones de la Oficina de las Naciones Unidas en Haití “son grandes”y asegura que las negociaiones secretras se celebran en contubernio con su presidente electo, Fritz Alphonse Jean.
Estas maniobras con un dirigente del Voluntariado, alega, “tienden a ejecutar un documento titulado “Consenso Nacional para una gobernabilidad participativa y elecciones inclusivas” que habría sido validado luego de consultas con varios sectores.
El peso de la crisis
Después del magnicidio del presidente Jovenel Moise por un comandoextranjero, un terremoto y una tormenta tropical, Haití seha encontrado con una crisis colosal, específicamente arrastrada por una enormeescasez de combustible que tiene a ese empobrecido país al borde del colapso.
De todo esto se han aprovechado las pandillas armadas, que tienenel control de más de l mitad de Puerto Príncipe, la capital del país, y extensasfranjas del territorio.
Desde mediados de este año, laspandillas han asesinado y secuestrado a cientos de personas en la capital, segúnun informe de Naciones Unidas.
Lo nexos
Las relaciones Estados Unidos-Haití son las relaciones diplomáticas entre ambos. Según el Informe de liderazgo global de EE.UU. de 2012, el 79% de los haitianos aprueba el liderato de ese país, con un 18% de desaprobación y un 3% de incertidumbre, la calificación más alta para cualquier país encuestado en América.
Después de que Haití obtuvo su independencia de Francia en 1804, a través de la rebelión de esclavos, la esclavitud del sur temía que este evento pudiera influir en los esclavos en los Estados Unidos, y Estados Unidos se negó a reconocer la independencia del país caribeño, hasta 1862.
El presidente Andrew Johnson sugirió anexar la isla para asegurar la influencia sobre Europa en el Caribe