Nileny Dipton nos engañó. Por muchos años ha estado construyendo un universo paralelo de la interpretación al que, debemos confesarlo, no le hemos prestado la atención necesaria.
Sus personajes en obras corales de montajes de la Compañía Nacional de Teatro y de directores como Haffe Serulle o Fausto Rojas, por sólo citar a dos, no eran más que la preparación para esta explosión histriónica que nos ha regalado como la Diva venida a menos, pero que se niega a desaparecer, en la puesta en escena de “El último personaje de Cecilia B”.
Nos engañó. Porque nunca se valió del ruido, de la bullanguería que casi siempre acompaña a los hacedores de arte, tantas veces más preocupados por la forma, que por el fondo.
Ella, Nileny (en este trabajo mencionaré muchas veces su nombre, para que se nos quede grabado en la memoria) ha trabajado silenciosa y pacientemente su talento, para dar el gran salto a la cúspide y parece ser que lo ha conseguido.
Enfrentarse a un texto sobrecargado por la grandilocuencia con la que Giovanny Cruz, el autor de esta pieza, lo presenta, supone una capacidad casi prodigiosa para memorizar y a ella, a Nileny, muy pocas veces se le ve trastabillar entre monólogo y monólogo o en los diálogos con Ramón, interpretado por Wilson Ureña, quien hace de su asistente o tramoyista o “vestidor” (de esto hablo más adelante), mientras evoca épocas mejores de interpretaciones de las heroínas de Shakespeare o de otros personajes del teatro clásico.
“El último personaje de Cecilia B” es de esos trabajos que llegan a manos de un artista para hacerlos lucirse en escena, para darles la oportunidad, sino lo habían hecho antes, como es el caso de Nileny, de destacar entre el universo de estrellas que brillan en el mismo firmamento, pero cuya luz aún no había sido encendida o descubierta.
Definitivamente, de ahora en adelante, el nombre de Nileny Dipton tendrá que escribirse en negritas y cursivas, para que destaque.
Los actores, las actrices, tienen ese misterio que les hace especiales cuando sus carreras son construidas desde lo conceptual y con esta mujer de delicada figura, que demuestra tanta fuerza encima del escenario, sorprende porque no lo esperábamos, se nos acaba de revelar uno grande: su crecimiento en escena, su interpretación creíble y contundente.
Esto la convierte en merecedora de un puesto importante en el teatro local. ¡Prestadle atención, mortales!
+ Sobre la obra
Suficiente ya con los elogios (más que merecidos) a Nileny. Vayamos, pues, al trabajo que le ha permitido crecerse como actriz: “El último personaje de Cecilia B”, obra escrita por Giovanny Cruz, que no es más que un tributo a las grandes Divas del teatro mundial (aunque según el programa, se le rinde homenaje a la gran Delta Soto), capaces de interpretar a mujeres fuertes o débiles, pero heroínas al fin y al cabo y que, por alguna extraña razón, caen en decadencia, pero que se resisten a ser olvidadas.
La obra la dirige Fausto Rojas, como parte del repertorio de la Compañía Nacional de Teatro. Fue presentada durante dos fines de semana en la sala La Dramática del Palacio de Bellas Artes, con capacidad para 76 butacas y el precio por boleta fue simbólico, apenas 100 pesos.
El argumento: una actriz, que a lo largo de su carrera ha interpretado a grandes personajes del teatro clásico, quiere representar su última función.
Ayudada por su asistente Ramón, rememora importantes monólogos suyos que arrancaron aplausos y hasta envidia, pero que ya, en las postrimerías de su carrera, anhela volver a sentir, para saberse viva, aunque su precaria salud esté a punto de colapsar.
Si en República Dominicana se premiara la parte técnica del teatro, a este montaje nada le arrebataría el de Mejor Vestuario, Maquillaje y Peinado. El desfile de trajes, pelucas y accesorios llega casi a la exageración.
Viendo esta obra, no pudimos resistir la comparación con la película “The dresser” (El vestidor), escrita por el británico Ronald Howard en 1980, llevada primero al cine en 1984 y que le mereció varias nominaciones y premios, entre ellos, el Globo de Oro al Mejor Actor, dirigida por Peter Yates.
Para 2015 fue llevada a la televisión. En ambas proyecciones los personajes los interpretan dos hombres, el famoso actor y su asistente o vestidor, en ambas, la trama se desarrolla en el camerino de un teatro, minutos antes del actor salir a escena.
Aquí en “El último personaje de Cecilia B”, de Giovanny Cruz y dirigida por Fausto Rojas, una actriz y un actor dan vida a una Diva del teatro y a su vestidor, quienes repasan épocas mejores del esplendor de sus carreras, tiempo antes de que ella salga a interpretar su última obra. Las coincidencias existen.