George Poinar, científico de la Universidad de Oregón, descubrió en una mina de las cordilleras del norte de la República Dominicana los restos fosilizados de una rara flor, y los de una avispa, los cuales estaban preservados en una piedra de ámbar de hace 30 millones de años, informó la institución académica estadounidense.
De acuerdo con el autor del estudio, publicado en la revista Historical Biology, se trata de la primera descripción de la especie fósil de ‘Plukenetia’ de la República Dominicana, que es un género de flor de la familia Euphorbiaceae, cuyos miembros crecen mayoritariamente en las regiones tropicales.
«Las flores fósiles de los miembros de esta familia son bastante raras», señaló Poinar, quien agregó que encontró anteriormente «un fósil previamente conocido», proveniente de los depósitos sedimentarios de la Formación Claiborne del Eoceno Medio, en el oeste de Tennessee.
Origen de la nueva flor fosilizada
El investigador nombró a la nueva flor ‘Plukenetia minima’, la cual se puede distinguir de otros miembros neotropicales existentes pertenecientes al mismo género, debido a su pequeño tamaño, así como por su largo tallo, en cuya punta tiene cuatro sépalos distintos. Asimismo, mencionó que se trataba de una flor pistilada en cuatro vainas maduras. En el interior de una de estas se encontró una larva de mosca en desarrollo.
En el caso de la avispa, según Poinar, corresponde a la especie ‘Hambletonia dominicana’, perteneciente a la familia de los Encyrtidae. Esta especie de avispas parásitas son conocidas por atacar una extensa variedad de insectos. Anteriormente, el investigador publicó hallazgos referentes a esta especie.
«En muchos casos, organismos no relacionados quedan sepultados juntos en ámbar por casualidad», indicó el científico, asegurando que «la avispa fue atraída por la flor, ya sea para obtener néctar o en un intento de depositar un huevo en la cápsula que contiene la larva de la mosca».
Posteriormente, mencionó que el huevo de la avispa emergería, entrando en la vaina para devorar la larva, lo que permitiría la supervivencia del insecto en el entorno ecológico creado por la vegetación y las flores de ‘Plukenetia’.