Los cuerpos de seguridad venezolanos se enfrentaron ayer a manifestantes que respondieron a la convocatoria del líder opositor Juan Guaidó a marchar en reclamo de la salida de Nicolás Maduro del poder.
Un grupo de manifestantes que se desplazaba para tomar un distribuidor de la autopista que enlaza el este y oeste de Caracas fue frenado por agentes de la policía nacional motorizados y funcionarios de la Guardia Nacional que dispararon gases lacrimógenos y perdigones para dispersarlos frente a la cercana base aérea Generalísimo Francisco de Miranda.
Muchos huyeron en busca de refugio en un centro comercial próximo donde fueron recibidos por una lluvia de gases y perdigones. Los enfrentamientos se extendieron hasta el final de la tarde.
Las violentas protestas en el este de la capital dejaron unos 27 heridos durante la jornada, de los cuales 13 sufrieron lesiones por perdigones, uno resultó herido por arma de fuego y siete presentaron traumatismos, indicó el alcalde del municipio capitalino de Chacao, Gustavo Duque.
Pese a las escaramuzas en la cercana autopista, otros manifestantes siguieron congregados en la Plaza Francia del barrio de Altamira, que la víspera fue epicentro de violentas protestas.
En tanto, ante cientos de seguidores concentrados en una avenida del este de la capital Guaidó afirmó que vienen «días duros» de persecución y represión de los opositores.
«Venezuela va a cambiar», dijo Guaidó mientras la multitud gritaba «Sí se puede».
Agregó que «mañana vamos a acompañar la propuesta que nos hicieron de paros escalonados, hasta lograr la huelga general… Si el régimen creía que habíamos llegado al máximo de presión, se equivocaron».
Levantando un cartel que decía «Venezuela libre», Ana Camarillo, un ama de casa de 46 años, afirmó que decidió salir a marchar «porque necesitamos despertar».
«Estamos carentes de todos los principios, de todos los valores y estamos sumergidos en una falta de progreso. Ya es la hora de luchar por eso», indicó Camarillo.
La mujer narró que la víspera también salió a las calles y sostuvo que está dispuesta a participar en todas las protestas que sean necesarias «porque tenemos que salir como sea de esta tragedia».
Cerca de ella estaba Iria Agreda, una religiosa de 27 años, que decidió marchar para «luchar por la libertad y para acompañar al pueblo cansado de tanta opresión, de tanto dolor y tanta muerte».
A pesar de contar con unas de las mayores reservas de petróleo del mundo, Venezuela está sumida en una profunda crisis económica que se ha extendido por cinco años, una severa escasez de bienes básicos y una hiperinflación que el Fondo Monetario Internacional estima que podría alcanzar este año 10 .000.000%.
Las dificultades económicas han desatado una crisis social y la migración de más del 10% de la población, unos tres millones de personas.
Mientras tanto, partidarios de Maduro se ubicaban en los alrededores del Palacio de Miraflores, la casa de gobierno, para mostrar su apoyo al líder socialista.
Las manifestaciones opuestas prometen sacudir Caracas por segundo día consecutivo tras las violentas protestas de la víspera que dejaron al menos 78 heridos y siguieron al intento de Guaidó, líder de la opositora Asamblea Nacional al que Estados Unidos y más de 50 naciones reconocen como presidente legítimo de Venezuela, de provocar la salida de Maduro con un alzamiento militar.
El alzamiento tuvo poca adhesión entre los integrantes de las fuerzas armadas pero fue, sin embargo, la amenaza más seria hasta la fecha al cuestionado mandato de Maduro.
Guaidó dijo que llamó a la insurrección para restaurar el orden constitucional que se quebró cuando Maduro asumió a principios de año un segundo mandato tras comicios boicoteados por la oposición y considerados ilegítimos por docenas de países.
A medida que se desarrollaban los acontecimientos, los gobiernos de todo el mundo expresaron su respaldo a Guaidó y reiteraron sus llamados a evitar una confrontación violenta.
A última hora del martes Maduro calificó al levantamiento de fracasado intento de golpe de Estado respaldado por Washington y advirtió que Caracas no sucumbirá al intento de las fuerzas de derecha de «someter» a la nación.
El alzamiento podría obligar a Maduro a tomar una decisión sobre el destino de Guaidó, explicó Giancarlo Morelli, del grupo de análisis británico Economist Intelligence Unit, agregando que el socialista enfrentará peligros sea cual fuere el camino que tome.
«No detener al señor Guaidó podría percibirse como un importante síntoma de debilidad en el señor Maduro», apuntó Morelli. «Pero al arrestar al señor Guaidó se arriesga a una fuerte reacción de Estados Unidos» que ya impuso sanciones a Caracas.
Los disturbios del martes comenzaron cuando Guaidó, flanqueado por varias docenas de guardias nacionales y algunos vehículos blindados, publicó un video filmado cerca de la base aérea. Sorpresivamente Leopoldo López, el mentor político de Guaidó y uno de los opositores más destacados del país, estaba junto a él. Detenido en 2014 por liderar disturbios antigubernamentales, López dijo que fue liberado del arresto domiciliario por las fuerzas de seguridad siguiendo órdenes de su pupilo.
El director de un centro médico próximo señaló que atendieron a más de 50 personas, de las cuales la mitad presentaba heridas provocadas por balas de goma. Al menos una persona recibió disparos de arma de fuego. El grupo de derechos humanos venezolano Provea reportó que un hombre de 24 años murió durante una protesta en la ciudad de La Victoria.
Más tarde el martes, López y su familia buscaron refugio en la residencia del embajador de Chile y luego se trasladaron a la embajada de España. Además, otros 25 soldados que estaban con Guaidó habrían huido a la delegación diplomática de Brasil, según reportes.
En un posible indicio de escisiones en el círculo más cercano a Maduro, el exjefe de la policía secreta escribió una carta en la que se distanció del socialista.
En su misiva Manuel Ricardo Cristopher Figuera, quien hasta octubre fue el máximo responsable del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), dijo que siempre había sido leal a Maduro pero que ahora era tiempo de «reconstruir el país». La corrupción está tan extendida que «muchos servidores públicos de alto nivel (la) practican como deporte», agregó. «Llegó la hora de buscar otras formas de hacer política», escribió Figuera.
Fuente: AP