La boñiga bovina (excremento de las vacas) se está convirtiendo en una nueva fuente de energía que contribuye a limpiar ciudades de la India, asfixiadas por la contaminación, y generar ingresos para campesinos pobres.
Poblados en las afueras de la ciudad central de Indore comienzan a recibir ingresos por entregar montañas de bosta bovina en un proyecto piloto para cubrir las necesidades energéticas locales mediante la generación eléctrica a partir de biogas.
Las vacas son veneradas como criaturas sagradas por la mayoría hindú del país y ocupan un lugar de privilegio en las comunidades rurales indias.
Las familias rurales tradicionalmente queman el estiércol seco en sus cocinas, una práctica que el gobierno intenta suprimir mediante el subsidio a los cilindros de gas.
«Tenemos boñiga de muy buena calidad y la mantenemos limpia para que alcance el mejor precio», dijo a AFP el campesino Suresh Sisodia.
El hombre de 46 años vendió casi una docena de camiones de estiércol fresco por el equivalente de 235 dólares cada carga, más que el ingreso mensual promedio de una familia campesina india.
La familia de Sisodia tiene 50 cabezas de ganado y, en el pasado, llegó a vender la boñiga como fertilizante. Ahora espera tener un ingreso más constante.
«Dinero de boñiga»
«Los campesinos lo recogen cada seis a 12 meses y hay temporadas en que no lo hacen, pero la planta nos puede dar un ingreso constante», indicó Sisodia, quien señaló que su finca genera suficiente boñiga para llenar un camión cada tres semanas.
Su familia es una de las beneficiadas del «Gobardhan» — «dinero de boñiga» en lengua hindi — desde que el primer ministro Narendra Modi inauguró en febrero una planta de biogas en la zona.
El estiércol del ganado de Sisodia es llevado a la planta donde se mezcla con otros desechos caseros para producir gas metano y un residuo orgánico que puede ser usado como fertilizante.
La planta deberá procesar a diario 500 toneladas de desechos, incluyendo al menos 25 toneladas de heces bovinas, suficiente para impulsar holgadamente el sistema de transporte público de la ciudad.
«La mitad alimentará a los autobuses de Indore y el resto se venderá a clientes industriales», dijo a AFP Nitesh Kumar Tripathi, director de la planta.
El programa piloto de Gobardhan ha enfrentado obstáculos logísticos, como la decrépita red vial que hace difícil que los camiones lleguen a las fincas.
Los campesinos también han sido escépticos con lo que parece ser un esquema de enriquecimiento rápido y exigen «garantías de pago rápido y regular» antes de comprometerse, indicó Ankit Choudhary, quien recorre la zona en busca de proveedores.
El gobierno indio, sin embargo, tiene esperanzas en la iniciativa, y Modi se comprometió a instalar plantas de biogas en otras 75 localidades.
Las fuentes alternativas de energía son una prioridad urgente para India, que quema carbón para cubrir tres cuartas partes de las necesidades energéticas de su población de 1.400 millones.
Sus ciudades suelen figurar entre las más contaminadas del mundo y la contaminación es responsable de más de un millón de muertes anuales en India, según un estudio publicado por la revista médica The Lancet.
Vacas sagradas
El proyecto apela a los grupos nacionalistas hindúes, la principal base política de Modi y defensores de la protección de las vacas.
«Vigilantes de vacas» han forzado el cierre de mataderos propiedad de musulmanes y han linchado a personas acusadas de participar en el destazamiento de ganado.
Pero las políticas religiosas han provocado otras consecuencias inesperadas y vacas extraviadas se han vuelto comunes en algunas aldeas e incluso en carreteras transitadas de grandes ciudades.
Allegados del gobierno como Malini Laxmansingh Gaur, una exalcaldesa de Indore y miembro del partido de Modi, espera que el proyecto de biogas incentivará a los campesinos a mantener sus vacas incluso cuando son demasiado viejas para dar leche y ayudar a arar el campo.
«Este ingreso extra ayudará a limpiar los pueblos y evitar las vacas errantes», aseguró.