Las embarazadas que quieran conocer el sexo de sus hijos ya no tendrán que esperar hacerse una sonografía a los tres o cuatro meses para saberlo, pues en el país ya existe una prueba diagnóstica que permite determinar el sexo a las ocho semanas de embarazo.
Se trata de “determinación de sexo fetal en sangre materna” que introdujo Referencia Laboratorio Clínico a su menú de servicios y que permite también establecer la posibilidad de heredar la hemofilia, retinosis pigmentaria, enfermedad de Niorrie, retinoquisis, ictiosis y las distrofias musculares de Duchenne y de Becker.
Eileen Riego, directora técnica de la Unidad de Identificación Humana por ADN, del laboratorio, explicó que la prueba es parte de un grupo de estudios conocidos como DPNI o pruebas prenatales no invasivas, que, supuestamente, evitan las complicaciones de los exámenes clínicos tradicionales invasivos y que se realizan en el útero y que pueden provocar la pérdida del embarazo y posibles complicaciones obstétricas.
Sostuvo que la prueba para saber el sexo no es exclusiva para parejas que tengan una condición genética que puedan transmitir a su descendencia.
La determinación del sexo se basa en la obtención de ADN fetal en ( sangre materna) para posterior detección de secuencias específicas ligadas al cromosoma masculino.
“Las enfermedades genéticas ligadas a la x, de Herencia Mendeliana, afectan de forma particular a los individuos masculinos , en otras palabras, un feto varón (xy) hereda un único cromosoma x materno; si el x materno; si el x materno porta un gen mutado responsable de una enfermedad, el varón estará enfermo”, comentó Riego.
“La determinación del sexo fetal, entonces, permitirá que a pocas semanas de gestación se conozca la probabilidad que tiene el feto de padecer una de estas patologías ligadas al sexo”, agregó la especialista.