Si bien fue el último entre los grandes exportadores de peloteros en colocar su primero en las Grandes Ligas, entre los territorios fuera de los Estados Unidos la República Dominicana es líder en colocación de jugadores desde 1978. Esos músculos se reflejan cada vez más en el trono más alto del béisbol.
Con la llegada de Ortiz ya son cuatro los quisqueyanos en Cooperstown. Solo Cuba y Puerto Rico quedan delante entre los 54 países que han colocado al menos un jugador en la Gran Carpa desde 1876.
El invierno pasado los cubanos volvieron a superar a los boricuas al agregar dos leyendas más con Tony Oliva y Oreste Miñoso, a través del comité de veteranos. Antes que ellos llegaron Martín Dihigo, Tany Pérez, Cristóbal Torriente y José de la Caridad Méndez.
Una Cuba que puso a su primer jugador en la Gran Carpa en 1871 (Stephen Bellán) y llevaba 247 hasta 1961 cuando la Revolución prohibió la pelota profesional, lo que desde entonces interrumpe cualquier contrato directo entre un jugador en la isla con la MLB. Los 131 que llegaron después tuvieron que dejar la mayor de las Antillas.
Puerto Rico tiene cinco figuras inmortales. Se trata de Roberto Clemente, Orlando Cepeda, Roberto Alomar, Iván Rodríguez y Edgar Martínez.
Panamá ha parido a Rod Carew y Mariano Rivera y Venezuela a Luis Aparicio.