La explosión de casos de covid-19 generada en Estados Unidos, y especialmente en Nueva York, por la variante ómicron llevó a muchas empresas a empezar el año con una vuelta al teletrabajo, una fórmula que poco a poco habían ido abandonando durante 2021 o que esperaban desterrar en 2022.
La capital económica del país, que ya fue uno de los grandes epicentros del coronavirus en la primera ola de marzo de 2020, registra estos días niveles récord de contagios (85.000 el pasado sábado) y un claro aumento de las hospitalizaciones (9.500 en el día de hoy), por encima del «pico invernal» de 2021.
Ante esa situación, buena parte del sector privado está optando por la cautela y ordenando a sus empleados que trabajen a distancia, al menos durante esta primera semana posterior a las vacaciones navideñas.
«Nuestra empresa nos dijo justo antes de Navidad que trabajáramos desde casa la primera semana de enero, sobre todo porque mucha gente iba a viajar durante las fiestas», explica a Efe Emma Jones, directora de arte en una agencia de diseño con sede en Nueva York que emplea a algo más de medio centenar de personas.
Entre quienes han cambiado sus planes a última hora llama la atención el caso de la gran banca estadounidense, que se ha destacado como uno de los sectores más reacios a prolongar el teletrabajo.
Goldman Sachs, cuyo máximo ejecutivo ha sido especialmente crítico con esta práctica, pidió este domingo a sus empleados en Estados Unidos que, si pueden, trabajen de manera remota hasta el 18 de enero.
JPMorgan Chase, el mayor banco del país y que también ha insistido repetidamente en la importancia de la oficina, les ha permitido a sus trabajadores que permanezcan en casa durante las primeras semanas del año.
Por su parte, Citigroup pidió a los empleados del área de Nueva York que empezaran a trabajar de forma remota durante las Navidades y ya ha extendido esa política al resto del país de cara al mes de enero.
Entidades como Bank of America han optado por el teletrabajo al menos durante una semana, mientras que otras como Wells Fargo han pospuesto de forma indefinida su regreso a las oficinas.
Este lunes, el consejero delegado del fondo de inversión, Jefferies, Richard Handler, explicó a través de las redes sociales por qué ha pedido a su plantilla trabajar desde casa hasta el final de enero.
«Aunque nadie lo sabe seguro, creemos (y esperamos fervientemente) que este pueda ser el último periodo verdaderamente difícil de esta pandemia. Sin embargo, por ahora, os pido a todos que deis prioridad a la seguridad», señaló Handler.
El cambio de planes consecuencia del ómicron es generalizado en los sectores que pueden permitirse no contar con trabajadores de forma presencial e incluye a gigantes tecnológicos como Apple y Google y a grandes empresas de otros ámbitos como la petrolera Chevron o el fabricante de automóviles Ford.
Según una encuesta realizada por la consultora Gartner, pocos días antes de las Navidades un 44 % de empresas estadounidenses ya habían alterado sus fechas de regreso.
En Nueva York, el contraste lo pone el sector público, con los trabajadores municipales mayoritariamente trabajando de forma presencial y con la promesa de que las escuelas permanecerán abiertas a pesar del fuerte repunte de los casos.
Tampoco se ha decretado el cierre de restaurantes, cines, teatros y locales de ocio en general, donde es obligatorio mostrar una prueba de vacunación.