La mayoría de aviones de las aerolíneas tienden a estar pintados de color blanco, a excepción de empresas que destacan por sus colores sofisticados y llamativos.
Hasta el momento no existe ninguna normativa que obligue a las compañías a pintar los aviones de un color determinado, la realidad es que la mayoría son blancos.
Uno de los motivos principales es que la pintura blanca refleja la luz solar, y lo que ayuda a mantener el avión más fresco y reducir algún daño potencial que pueda generar la radiación. Así, pintar de blanco los aviones supone un ahorro de combustible ya que se destina menos energía para enfriar el interior del avión.
“Cuanto más fría sea la pintura que protege el exterior, se requerirá menos enfriamiento en el interior, lo que se traduce en menos gastos”, explicó el profesor de aeronáutica John Hansman a Business Insider.
Además, el color blanco facilita la realización de la inspección visual que se hace entre cada vuelo y con ello reducir el tiempo de esta. Además, existen varios estudios que aseguran que las aves distinguen con mayor facilidad los aviones blancos, por lo que se reducirían las posibilidades de producirse impactos con estas durante el despegue y el aterrizaje.
Además, la pintura blanca envejece menos que otras más llamativas, que al desgastarse se nota más, es más fácil de mantener y menos costoso.