Más de 6,000 migrantes haitianos y de otras nacionalidades fueron retirados de un campamento ubicado en una localidad fronteriza de Texas, informaron el lunes autoridades estadounidenses, al tiempo que defendían su enérgica respuesta, que incluyó la deportación inmediata de migrantes hacia la empobrecida nación del Caribe y el uso de agentes a caballo para impedirles su ingreso a la ciudad.
Tras describir la situación como “complicada y desgarradora”, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, emitió una clara advertencia: ”Si vienes a Estados Unidos de forma ilegal, serás expulsado. Tu viaje no tendrá éxito, y pondrás en riesgo tu vida y la de tu familia”.
Mayorkas y el director de la Patrulla Fronteriza, Raúl Ortiz, señalaron que investigarán los reportes de agentes montados y que aparentemente llevaban fustas durante su operación para contener a los migrantes en un río que separa a Ciudad Acuña, México, de Del Río, Texas, en donde miles de migrantes seguían acampando bajo un puente.
Ambos funcionarios señalaron que aparentemente no vieron nada malo, basándose en las fotografías y videos del incidente. Mayorkas dijo que los agentes utilizan riendas largas y no fustas, para controlar a sus caballos. Ortiz, exdirector del sector Del Río, dijo que puede ser difícil distinguir a los migrantes y traficantes en medio de la gran actividad en ambos sentidos en el río. Aseguró que se seguiría investigando para asegurarse de que sus agentes no hayan incurrido en acciones “inaceptables”.
Mayorkas comentó que 600 empleados del Departamento de Seguridad Nacional, entre ellos la Guardia Costera, han sido desplegados en Del Río, una ciudad de unos 35.000 habitantes ubicada unos 230 kilómetros (145 millas) al oeste de San Antonio. Dijo que le ha solicitado al Departamento de Defensa ayuda en lo que podría ser una de las expulsiones más rápidas y a mayor escala de migrantes y refugiados en el país en varias décadas.
Aseguró también que Estados Unidos aumentaría la frecuencia y la capacidad de sus vuelos hacia Haití y otros países del hemisferio. El número de migrantes en el puente alcanzó su punto más alto el sábado con 14,872, comentó Brandon Judd, presidente del Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, el sindicato que representa a los agentes.
“Estamos logrando nuestros objetivos; estamos avanzando y alcanzando un punto en el que podamos manejar la población del lugar”, declaró Ortiz, quien atribuyó el incremento a los traficantes que propagan la desinformación. “Ya estamos registrando un veloz declive (de población) y seguiremos progresando en los próximos días”.
México también señaló que expulsaría a los migrantes haitianos, y comenzó a enviarlos en autobús desde Ciudad Acuña la noche del domingo, según Luis Ángel Urraza, presidente de una cámara local de comercio. Señaló que vio pasar frente a su restaurante a los primeros dos autobuses, los cuales llevaban a unas 90 personas.
“Ya no caben en la ciudad, ya no podemos ayudarlos”, comentó.
El Instituto Nacional de Migración de México no respondió de momento a una solicitud de comentarios. Sin embargo, un funcionario federal le dijo el domingo a The Associated Press que el plan era llevar a los migrantes hacia Monterrey, en el norte del país, y hacia Tapachula, cerca de la frontera sur de México, y de allí trasladarlos vía aérea hacia Haití en los próximos días.
Las expulsiones expeditas fueron posibles por una medida relacionada con la pandemia implementada por el gobierno del presidente Donald Trump en marzo de 2020, la cual permite que los migrantes sean retirados inmediatamente del país sin que se les permita solicitar asilo. El mandatario Joe Biden estableció una exención para menores de edad.
Aquellos haitianos que no sean expulsados están sujetos a las leyes migratorias, las cuales incluyen el derecho a solicitar asilo y otras formas de protección humanitaria. Las familias son liberadas al poco tiempo dentro de Estados Unidos porque, en general, el gobierno no puede detener a menores de edad.
Más de 320 migrantes llegaron el domingo a Puerto Príncipe a bordo de tres vuelos, y Haití señaló que se espera la llegada de otros seis vuelos el martes. Estados Unidos planea enviar siete vuelos de repatriación a diario a partir del miércoles, cuatro hacia Puerto Príncipe y tres a Cap-Haitien, según un funcionario estadounidense que habló bajo condición de anonimato ya que no estaba autorizado a tocar el tema de manera pública. Los vuelos seguirán saliendo desde San Antonio, aunque las autoridades podrían añadir otra ruta desde El Paso, añadió.
El único otro ejemplo evidente de expulsión masiva sin oportunidad de pedir asilo se dio en 1992, cuando la Guardia Costera interceptaba a refugiados haitianos en el mar, dijo Yael Shacher, activista para Estados Unidos de Refugees International, y que basó sus estudios de doctorado en la historia de la ley de asilo de Estados Unidos.
En años con picos de inmigración se ha deportado a grupos de mexicanos igual de numerosos, pero los traslados se hicieron por tierra y no de forma tan repentina.
También los migrantes centroamericanos han cruzado la frontera en contingentes similares sin verse sujetos a expulsiones masivas, aunque México ha acordado recibirlos desde Estados Unidos luego de que el mandato relacionado con la pandemia entró en vigor en marzo de 2020. México no acepta a haitianos expulsados ni a personas de otras nacionalidades salvo mexicanos, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños.
En México, los gobiernos en municipios fronterizos ha pedido ayuda a las autoridades federales y estatales. Claudio Bres, alcalde de Piedras Negras, una localidad ubicada unos 100 kilómetros (62 millas) al sureste de Ciudad Acuña, dijo a la prensa local que el acuerdo oficial es enviar de regreso a todos los autobuses con migrantes para impedir que lleguen a la frontera. Añadió que el fin de semana pasado transitaron alrededor de 70 autobuses por la ciudad.
En los últimos años, un gran número de haitianos ha migrado a Estados Unidos desde Sudamérica. Muchos de ellos salieron de su país tras un devastador terremoto en 2010. Cuando se acabaron los empleos relacionados con los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, muchos emprendieron el peligroso trayecto hacia la frontera con Estados Unidos a pie, en autobús y en auto, que incluía pasar por la temida Jungla del Darién en Panamá.
Algunos de los migrantes en el campamento de Del Río dijeron que tenían miedo de volver a un país que parece más inestable ahora de lo que era cuando se marcharon, debido a otro reciente terremoto en Haití y al asesinato del presidente Jovenel Moïse.
“En Haití no hay seguridad”, dijo Fabricio Jean, un haitiano de 38 años que llegó a Texas con su esposa y sus dos hijas. “El país está en una crisis política”.
Sin embargo, Mayorkas defendió su decisión reciente de otorgar a migrantes haitianos el Estatus de Protección Temporal (TPS por sus iniciales en inglés) debido a los problemas políticos y civiles que atraviesa la nación caribeña, pero sólo a los que estaban en Estados Unidos antes del 29 de julio. La medida no es aplicable a los que están siendo expulsados en estos momentos.
“Realizamos una evaluación basándonos en las condiciones del país… de que Haití podía recibir a estas personas de manera segura”, declaró el funcionario.
Había seis vuelos programados en Haití para el martes — tres a Puerto Príncipe y otros tres a Cap-Haitien, en el norte del país, dijo Jean Négot Bonheur Delva, director de migración de Haití.
Algunos migrantes señalaron que planeaban salir nuevamente de Haití en cuanto les fuera posible. Valeria Ternission, de 29 años, dijo que ella y su esposo querían viajar con su hijo de 4 años de regreso a Chile, donde ella trabajaba como cajera en una pastelería.
“Estoy realmente preocupada, en especial por el niño”, dijo. “Aquí no puedo hacer nada”.