Diez años después de la adopción de un Convenio 189 sobre Trabajo Doméstico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que confirmó la necesidad de reconocer sus derechos laborales, estas personas siguen luchando para impulsar condiciones laborales que dignifiquen su labor.
Un nuevo informe de la OIT muestra que la crisis del Covid-19 empeoró el panorama de este grupo de trabajadores provocando grandes pérdidas de empleo. La peor situación se registró en las Américas, pues las pérdidas representaron entre el 25% y el 50%.
Según los datos del informe, los 75.6 millones de trabajadoras y trabajadores domésticos del mundo (4.5% de los asalariados del mundo) han sufrido mucho y ello a su vez ha repercutido en los hogares que dependen de estas personas para atender a la necesidad diaria de cuidados.
“La crisis ha puesto de relieve la necesidad acuciante de formalizar el trabajo doméstico a fin de que quienes se dedican a ello accedan al trabajo decente, se ha de comenzar por ampliar y aplicar la legislación laboral y de seguridad social de todas las personas que ejercen el trabajo doméstico», expuso Guy Ryder, director general de la OIT.
En el informe se indica que la pandemia de COVID-19 ha empeorado unas condiciones de trabajo que ya eran muy malas. Habida cuenta del déficit de protección laboral y de seguridad social preexistente, la fragilidad ante los efectos de la pandemia se agudizó. Tal es precisamente el caso de los más de 60 millones de trabajadoras y trabajadores domésticos de la economía informal.