El alcohol, la hookah y otras drogas ilegales constituyen un cóctel que puede resultar mortal para embarazadas por la posibilidad de un aborto o de que su bebé fallezca a los pocos días de nacido, algunos por complicaciones en el corazón y otros órganos.
Una cantidad elevada de abortos en el país estaría asociada al consumo en embarazadas de alcohol y otras sustancias psicoactivas, así como el uso de la pipa de humo, a lo que se unen luego las repercusiones, algunas irreversibles, en sus bebés cuando el embarazo llega a feliz término y la criatura logra sobrevivir.
A raíz del programa piloto aplicado en la Maternidad San Lorenzo de Los Mina para prevenir el Síndrome Alcohólico Fetal y que se pretende llevar a los demás centros materno-infantiles del país, los especialistas que trabajan en el tema han tenido que lidiar, no solo con las repercusiones en los niños que deja el consumo de alcohol en embarazadas, sino también con las madres que intentan dejar esos vicios para evitar dañar a sus hijos.
Hubo un caso de una embarazada de 22 años usuaria de alcohol y crack que fruto de su adicción tuvo el parto del niño en su propio hogar, su bebé falleció a las pocas horas de nacer y cuando la llevaron al centro asistencial hasta intentó agredir al personal médico.
Tema de debate
El psicólogo clínico y coordinador del Clúster de Alcohol, Elías Tejada Read, lamentó que en el país el aborto por las tres causales sea un tema de debates, pero se pase por alto la cantidad enorme de abortos no registrados por consumo de alcohol y otras drogas narcóticas entre embarazadas.
“Estamos tapando el sol con un dedo y entretenidos con el aborto y las tres causales, cuando estamos ante un tema que provoca muertes maternas e infantiles por el consumo de drogas legales e ilegales”, advirtió el especialista.Sugirió a las iglesias Católica y evangélicas incluir en sus prédicas dominicales, además del tema de las tres causales, el peligro del consumo de alcohol entre embarazadas, ya que muchas mujeres que visitan sus templos consideran que ingerir vino y cerveza no implica ningún riesgo para ellas y sus bebés.
Tejada Read expuso sobre el tema durante una entrevista para LISTÍN DIARIO junto a otros especialistas que ofrecieron detalles sobre el programa de prevención del Síndrome Alcohólico Fetal que implementan el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Servicio Nacional de Salud (SNS).
Participaron también Franka Valois, subdirectora médica de la Maternidad La Altagracia, adonde próximamente será llevado el programa; la perinatóloga Yolanda Grullón; la ginecobstetra del hospital de Los Mina, Yoeska González; Fredzie Ferreras, neurosicóloga, y Maritza Morel, representante de la región Metropolitana de Salud.
Madres hacen crisis
Tejada Read propuso también llevar los servicios de salud mental a las maternidades para tratar a las embarazadas que hacen crisis de abstinencia cuando se les corta el consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias psicoactivas.
Se han presentado casos de mujeres adictas al alcohol y otras sustancias que abandonan el programa preventivo, agobiadas porque no resisten estar sin consumirlas durante los meses de la gravidez y la lactancia.
Ese síndrome de abstinencia también afecta a los recién nacidos después del parto, quienes al igual que la madre reaccionan física y psicológicamente a la falta del alcohol que estaban recibiendo vía la placenta durante el embarazo.
La subdirectora médica de la Maternidad La Altagracia, Franka Valois, indicó que el Síndrome Alcohólico Fetal no se cura, pero si es prevenible si la mujer se abstiene de consumir alcohol durante el embarazo.
Llamó a las embarazadas a tomar conciencia sobre los daños irreversibles que ocasiona el consumo de alcohol en sus hijos.“Muchas de estas madres requieren también intervención desde el punto de vista psicológico”, indicó Valois, tras precisar que es un verdadero trauma para algunas dejar la adicción para evitar dañar a su bebé durante la gestación y también en la etapa de lactancia.
Mientras la ginecobstetra González recordó el caso de una madre con un niño de cuatro años que padece el Síndrome Alcohólico Fetal, a quien en otro embarazo se le suspendió el consumo de alcohol, y tuvo un bebé sano.