Cuando se les pregunta a una perinatóloga, una ginecobstetra, una neurosicóloga y a un psicólogo clínico si una copa de vino o un vaso de cerveza son cantidades tolerables en una embarazada, la respuesta es tajante: Cero alcohol.
Esos especialistas citan incluso la necesidad de desterrar algunos mitos sobre la ingesta de alcohol y las embarazadas, como aquel de que la cerveza limpia el bebé y, aunque admiten que la cebada aumenta la producción de leche materna, a la larga su consumo es más perjudicial que ese aparente beneficio.
Los hallazgos de daños neurofisiológicos en bebés cuyas madres ingirieron alcohol durante el embarazo son cada vez más frecuentes en las maternidades San Lorenzo de Los Mina y Nuestra Señora de la Altagracia, principales centros maternos infantiles del sector público en el país.
El drama de los niños y niñas que nacen adictos al alcohol fue expuesto a LISTÍN DIARIO por especialistas involucrados en un programa del Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Servicio Nacional de Salud (SNS) orientado a prevenir el Síndrome Alcohólico Fetal.
Yoeska González, ginecobstetra de la maternidad San Lorenzo de Los Mina, dijo que datos recopilados indican que en el municipio Santo Domingo Este se consume la mayor cantidad de bebidas alcohólicas en el país, con una tendencia elevada entre adolescentes.
Esa realidad llevó a aplicar en la maternidad de Los Mina, desde el año 2018, un plan piloto para la prevención del consumo de alcohol entre embarazadas, a quienes luego del diagnóstico someten a una “ruta del trastorno” que incluye evaluación, asistencia, apoyo psicoemocional y grupos de apoyo hasta el parto, cuando comienza entonces la atención al bebé, pero sin descuidar el seguimiento a la madre.
González considera preocupante el consumo de alcohol entre adolescentes embarazadas de Santo Domingo Este, lo que atribuye a la configuración socioeconómica del municipio y a la presión social bajo el argumento de que “quien no bebe, no goza, ni está en la cosa”, a veces inducido por los propios padres que son consumidores o las parejas que ellas tienen a tan temprana edad.
Nacen adictos
El psicólogo clínico Elías Tejada Read, encargado del programa para la prevención del uso de alcohol y droga del Departamento Salud Mental del MSP, lamentó que los hijos de esas embarazadas nazcan adictos y dependientes.
“Tenemos una criatura que viene al mundo con la enfermedad de la adicción y esto requiere un trabajo profundo para prevenirlo”, indicó el también coordinador del Clúster de Alcohol.
Tejada Read destacó que países como Estados Unidos y Canadá gastan billones de dólares al año para enfrentar la problemática de las adicciones y la Unión Europea está sumamente preocupada por el consumo de alcohol durante el embarazo.
Citó que estos niños enfrentan un serio problema de aprendizaje, que implica inversión en educación especial y el bullying que incide en la deserción escolar, además de la hiperactividad y el déficit de atención que preocupa actualmente a tantos padres.
No descartó –y sugirió profundizar con investigaciones en ese sentido- que algunos trastornos del espectro autista estén asociados también a la problemática del alcohol y al uso de otras drogas ilegales.
Perinatóloga
La pediatra perinatóloga Yolanda Grullón explicó que resulta difícil llegar a un diagnóstico del Síndrome Alcohólico Fetal, porque algunas de esas madres, además de alcohol, consumen otras sustancias psicoactivas y usan la hookah.
La especialista refirió que algunos rasgos físicos del bebé permiten identificar una cronicidad por el uso del alcohol, como nacer con el labio superior más fino, la nariz pequeña y la apertura de los ojos como rasgados.
Otras señales son el síndrome de abstinencia, retrasos en el crecimiento, el niño se torna letárgico o por el contrario muy agitado, rechazo a los alimentos y vómitos.
“Somos un país tradicionalmente muy consumidor de alcohol, y si uno no le pone atención a eso tendremos en el futuro muchos problemas que son prevenibles, más allá del recién nacido con ese cuadro clínico”, puntualizó.
Grullón recordó el caso del hijo de una mujer consumidora de sustancias psicoactivas que falleció a causa de una pericarditis, lo que podría estar asociado a ese factor de riesgo.
Consideró un fracaso del sistema de salud que mujeres con esas condiciones no reciban una intervención a tiempo para evitar daños irreversibles en los niños y en el peor caso la muerte.
Fredzie Ferreras, neurosicóloga, enumeró también la identificación de deficiencias cognitivas, como problemas de aprendizaje, bajo rendimiento escolar, déficit de atención, alteraciones de las funciones ejecutivas y distracción.
También citó la hiperactividad, agresividad, irritabilidad y trastornos del estado de ánimo.
Al preguntarle a los especialistas si literalmente las madres puede emborrachar a sus hijos con el alcohol que ingieren, precisaron que todo lo que ellas coman o beban pasa al feto en menor o mayor cantidad, durante el embarazo y después a través de la leche materna.
La subdirectora médica de la Maternidad La Altagracia, Franca Valois, recordó que un 25% de los embarazos son de adolescentes, con una mayoría que se desenvuelve en círculos sociales que incitan al consumo de bebidas alcohólicas.
El diagnóstico –precisa- a veces se dificulta porque muchas embarazadas no admiten que son consumidoras de alcohol por temor al estigma y al rechazo.
Maritza Morel, ginecóloga y representante de la región Metropolitana de Salud, informó que los planes son llevar a todo el país el programa piloto de la Maternidad de Los Mina.
“La experiencia en la Maternidad de Los Mina nos ha mostrado hacia dónde encaminar nuestro esfuerzo y los puntos que debemos trabajar”, precisó Morel, quien destacó que República Dominicana ocupa el tercer de Latinoamérica entre los países con mayor consumo de alcohol, solo por debajo Brasil y México.
El objetivo es que en la red de atención de salud esté colocado el componente del Síndrome Alcohólico Fetal, como una respuesta nacional de prevención, en la que esperan involucrar a otros ministerios, la Procuraduría, los ayuntamientos, las ONG que tratan el tema y los medios de comunicación.
Vuelve a ser maternidad
En ese centro se detectaron en el primer trimestre del presente año 35 casos de madres consumidoras de alcohol, un aumento durante la pandemia, pero el programa se interrumpió en esa fecha porque el centro fue dedicado exclusivamente a asistir pacientes con Covid-19.
“Tenemos dos semanas con el desmonte del hospital Covid y en ese tiempo hay 16 pacientes nuevas detectadas, la tendencia es en ascenso”, dijo Yoeska González.
En la Maternidad San Lorenzo de Los Mina han detectado cerca de 200 casos de embarazadas consumidoras de alcohol desde que el programa de prevención comenzó a ejecutarse en el año 2018.
En la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, donde próximamente será implementado, detectaron el año pasado 80 casos y el 20% de los niños alumbrados necesitaron internamientos.