La pandemia del coronavirus ha golpeado a todos los sectores de la vida, pero de manera rigurosa a los más vulnerables, aquellos que tienen muy pocas alternativas para sobrevivir.
Willy Antonio Sosa es un árbitro con licencia internacional residente en el municipio de Bonao y antes de la llegada del Covid-19 no tenía problemas para ganar el sustento de su familia porque tenía trabajo permanente.
Al llegar la pandemia del coronavirus, Sosa, con seis hijos, esposa y un hogar al que debía llevar lo indispensable para la supervivencia, de momento se vio sin espacio para producir dinero…y comida., .
Las actividades del softbol, como otras tantas, fueron paralizadas para evitar la propagación del coronavirus y tuvo que mirar hacia otras fuentes para conseguir “los chelitos” que les permitieran llevar lo necesario a su familia.
Tuvo que poner una fritura donde vende desayuno, prepara jugos de frutas y de ahí consigue para el sustento de sus seis hijos.
También se ha dedicado al “motoconcho”, así como la compra y venta de productos en el mercado local.
“Tengo que buscar la manera de llevar el sustento de mi familia”, dice Sosa, un árbitro que obtuvo su licencia internacional en el año 2003, poco antes de la celebración de los XIV Juegos Panamericanos de Santo Domingo.
A sus 47 años, está casado con Margarita Rosario y ha procreado seis hijos: Willi Jasier, Perla Ilianny, Enmanuel Omar, Will Risel, José Antonio y Willy Junior.
“Hay que buscar la forma de sobrevivir. No puedo dejar morir a mis hijos”, insiste Sosa quien en loa actualidad tiene un negocito de vender desayuno en las proximidades del estadio en construcción del sector La Privada del municipio de Bonao.
Y no sólo eso. Sosa pasó cerca de dos meses sin poder salir de su hogar porque sentía fuertes dolores en su cuerpo. Cree que fue producto del coronavirus y gracias a los abuelos de sus hijos que “le metían la mano” proporcionando alimentos.
El softbol
El softbol, más que un deporte competitivo es altamente recreativo.
A nivel competitivo se juega a diferentes niveles, tanto en masculino como en femenino, en torneos regionales, continentales y mundiales.
A nivel recreativo, particularmente en República Dominicana, no solo ligas, sino grupos de amigos, empleados de empresas y hasta grupos de amigos se reúnen para compartir un partido y hasta entre inning e inning no falta una cerveza, agua o simplemente algo para “picar”.
En República Dominicana unos 200 estadios han dejado de operar a causa de la pandemia del coronavirus y los eventos internacionales, también han quedado eclipsado. Miles y miles de personas que juegan softbol o que sirven a esa actividad como árbitros, anotadores, marcadores de terreno, así como operadores de pequeños negocios que operaban en los mismos, “no ven a linda” desde hace tiempo.
“Muchos de ellos han debido buscar otras alternativas para ganarse algo para el sustento de ellos y su familia”, afirma Garibaldy Bautista, presidente de la Federación Dominicana de Softbol, quien se muestra preocupado por la situación.
Ocasionalmente ha recorrido distintos puntos del país para ver de cerca la situación la que califica de “preocupante”.
Bautista ha tenido que ver la amarga experiencia de personas calificadas que han tenido que dedicarse a otras tareas que jamás imaginó.
“Me impacto mucho ver a unos de nuestros árbitros certificados internacionalmente vendiendo en una fritura”, dice con mucha pena Bautista quien también fue tesorero del Comité Olímpico Dominicano.
Sin nada
Bautista habla de la pena que causa ver a otros que “se la buscaban en las ligas o juegos de softbol y que hoy no tienen nada”.
Bautista insiste en que el Covid-19 “ha sido terrible para el deporte, pero que ha tocado fuertemente al softbol”.
“El softbol reúne amigos para compartir, pero también es competitivo y permite que muchos jugadores vivan de eso, pero con la pandemia todo se ha ido abajo. Es terrible el impacto negativo que ha tenido esta pandemia”, sigue diciendo Bautista, quien señala que la federación ha seguido operando, pero de manera limitada, especialmente en la parte administrativa y dando seguimiento día a día a la situación.
Lamenta que poco más de una decena de jugadores dominicanos que eran contratados por equipos en Canadá y Estados Unidos no hayan podido salir por la pandemia. “Ellos participaban en eventos y eso les servía para mejorar su calidad de juego, además se ganaban sus ‘dolaritos’”, sostiene Bautista.
En República Dominicana, Bautista calcula que la cantidad de personas que practican el softbol en sus diferentes categorías, ya sea competitiva o recreativa, sobrepasa los 200 mil. Asimismo, deben existir más de cinco mil ligas y clubes de softbol.
El rebrote
El ingeniero Garibaldy Bautista teme que el rebrote del coronavirus que se está produciendo a nivel mundial pueda llevarse todo en este años 2020.
Las academias
La Federación de Softbol tiene academias de ambos sexos en el país y las mismas no operan desde hace casi ocho meses. Intentan reabrirla aunque sea para entrenar lanzadores.
Actividades
La federación ha estado llevando a cabo cursos virtuales y talleres que ofrecen organismos internacionales.