República Dominicana se encuentra dentro de los primeros países en exportar trabajadoras sexuales con más de 100,000 de ellas ubicadas en diferentes naciones, pero además acoge en su territorio a unas 6,000 extranjeras que ejercen el sexo en áreas turísticas, en negocios cautivos, en calles de alta concurrencia, en centros de “masajes” y en lugares de diversión.
De las trabajadoras sexuales extranjeras instaladas en el país, unas 3,000 son venezolanas, cerca de 2,000 haitianas y el resto son de otras nacionalidades, como colombianas y algunas rusas, que comparten el mercado con las criollas que se dedican a ese oficio que sobrepasan las 250,000 a escala nacional.
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Las investigaciones realizadas por el Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN) permiten a sus directivos asegurar que entre las diferentes modalidades de trabajo sexual en el país hay cerca de 500,000 mujeres que se ganan el sustento a través del oficio sexual. Esto lo sustentan en el hecho de que además de las conocidas trabajadoras sexuales tradicionales, se suman otras modalidades de ejercer el oficio denominadas popularmente como “chapiadoritas”, “chapiadoras” y las del “sexo virtual”, que podrían alcanzar las 200,000, donde entran incluso menores de edad.
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Lugares preferidos
Las zonas turísticas de preferencia para esa labor son Cabarete, Boca Chica y Sosúa, así como algunos lugares de Punta Cana y Las Terrenas. Allí están de las diferentes nacionalidades, pero las que más frecuentan son dominicanas y haitianas, así como algunos hombres. En la ciudad, además de lugares cautivos y centros de diversión, hay zonas específicas como la avenida Duarte, el Malecón, la avenida España y las zonas de playas.
En las islas del caribe las dominicanas que ejercen en el extranjero están ubicadas en Antigua, donde hay unas 16,000 dominicanas ejerciendo el trabajo sexual; en Guadalupe, donde hay unas 10,000 dominicanas; en Dominica, unas 900 dominicanas; en Haití, unas 500 que van y vuelven al país de manera rutinaria; en Curazao superan las 1,000 dominicanas. El resto están en grandes países como Italia, Suiza, Alemania y España, entre otras naciones.
La emigración, de acuerdo al organismo que trabaja con este grupo de población, se da en dos modalidades, una que es a través de redes organizadas que las llevan a esos países con contratos de bailarinas, así como a través de redes informales familiares. Contrario a como ocurría en años anteriores, en la actualidad más del 90% de las que van a ejercer el trabajo sexual saben que harán ese trabajo, no van engañadas.
Los datos y detalles de la realidad en que se desenvuelve el trabajado sexual en el país y el extrajero fueron aportados a LISTÍN DIARIO por el director del COIN, el sociólogo Santo Rosario, quien desde hace 30 años realiza investigaciones sobre el tema.
El trabajo sexual es hijo de las inequidades sociales
Las mujeres no ejercen el oficio o se van a esas labores porque les gusta ese trabajo, asegura el investigador Ramírez, sino porque en el país hay problemas de exclusión social, de desempleo y bajos salarios. “Algunas han sido víctimas de violencia intrafamiliar, tenían empleo de trabajo doméstico y en zonas francas con salarios muy deprimidos que no les permitían mantener a sus hijos”, añadió.
Fuente: Listin Diario