Las entrevistas laborales pueden causar gran estrés a las personas que se postulan para un puesto. Sin embargo, los especialistas recomiendan seguir una serie de tips para que el momento se convierta en un ida y vuelta más relajado.
A lo largo de la reunión es importante que quien esté siendo entrevistado pueda expresar sus todas sus virtudes y demostrar su interés por el puesto y la compañía en cuestión. Aun así, no es solo una cuestión de destacarse constantemente sino de dejar bien en claro qué es lo que lo diferencia de los demás.
Seis consejos y trucos para presentarse en una entrevista de trabajo:
1. Prepararse bien. Pero, ¿cómo?
La preparación para las entrevistas de trabajo debería centrarse sobre todo en la pregunta: ¿qué información existe sobre el puesto deseado y el empleador? Para ello, los postulantes deberían reunir todos los datos posibles.
“Por ejemplo, analizaría si conozco personas que trabajan en esa empresa. Si se da la oportunidad, incluso contactaría al futuro empleador”, aconseja Silke Hell, coach sistémica.
Al mismo tiempo ayuda pensar qué es lo que preguntará el potencial empleador. Entonces uno se puede preparar para eso. “Lo mejor es hacerlo con ejemplos”, asegura la asesora de carrera Silke Koppitz, que recomienda evitar respuestas aprendidas de memoria.
Tampoco es óptimo usar puras fórmulas de cortesía. “Si alguien dice que es ambicioso, también en ese caso le pediría ejemplos y situaciones concretas”, detalla la encargada de contratación y asesora de carrera Stefanie Krahl.
2. Llegar a la meta con estructura
Generalmente la presentación personal no dura más de tres minutos. Es importante que uno adapte los hechos de su currículum al puesto deseado y a los empleadores.
“Ellos ya hicieron un análisis del perfil del candidato ideal que desean”, dice Hell. Para estructurar esta información previamente, es útil usar un mapa mental o un gráfico. Allí se pueden contraponer las tareas desempeñadas hasta ahora con las solicitadas.
Una forma de aproximación puede ser dividir la presentación en tres grandes ámbitos, según Silke Koppitz. “En la primera, se mencionan los hechos más destacados del currículum. Luego se habla sobre lo que uno sabe de la posición que está vacante. Y finalmente se resume por qué uno es especialmente adecuado para ese puesto”.
3. Autobombo: atención al lenguaje corporal
“La modestia es una virtud, pero en la entrevista de trabajo hay que hacer un poco de autobombo”, remarca la escritora y periodista económica Angelika Rodatus. Eso comienza con cómo ingresan al ambiente el candidato o la candidata. “Lógicamente debo entrar segura de mí misma”.
Al estar sentado, uno debería mantener una posición erguida y cómoda. Las manos deberían estar visibles sobre la mesa y los pies deberían tocar el suelo. “Se trata de verse auténtico y de cómo se reacciona a determinadas situaciones”, indica Krahl.
4. Preparar la tecnología
Mientras tanto ya los procesos de postulación incluyen entrevistas por Zoom, Skype o Teams. Ya es lo normal, para Koppitz. Con todas sus ventajas y desventajas. Los postulantes, de hecho, se suelen encontrar en su entorno acostumbrado. Eso genera seguridad. Puede ayudar pegar algunos cartelitos con recordatorios alrededor de la pantalla.
Pero: la tecnología debe funcionar sí o sí. O sea, antes de la entrevista hay que probar el sistema de videoconferencia que se vaya a usar. ¿Funcionan cámara y sonido? ¿Está bien la luz? ¿Qué se ve en el fondo? ¿Es estable la conexión a Internet?
5. No permanecer demasiado pasivo
Los entrevistadores también valoran en las entrevistas de trabajo que el o la candidata hagan preguntas. Pero no aporta nada hacer preguntas estándar. Y es mejor no preguntar aquello que de por sí se puede googlear antes, según Koppitz.
En vez de eso, ella propone dos bloques temáticos. Uno se centra en informaciones. ¿Cuáles nos faltan para decidirnos definitivamente por ese puesto? Eso puede incluir preguntas sobre el estilo de gestión o las funciones específicas del puesto.
El otro bloque tiene que ver con las preguntas sobre qué es lo que espera el empleador. “¿Qué se presupone para los primeros meses y en qué se mide el éxito de ello?”, propone Koppitz.
6. No preguntar por preguntar
La entrevista de presentación anduvo bien, uno dejó una buena impresión, ambas partes son optimistas respecto a que todo funcionará. Pero entonces viene la pregunta con la que la mayoría cuenta, pero que a muchos les genera gotas de sudor en la frente: “¿Alguna otra pregunta?”.
Según el coach de carrera Bernd Slaghuis, la pregunta por las preguntas tiene algo de bueno, por un lado. “La pregunta al final demuestra que se valora al interlocutor, porque le da al postulante la posibilidad de preguntar algo de lo que aún no se habló”, explica.
Por el otro, la pregunta genera un problema. “La mayoría de los postulantes aprenden que deben responder con educación durante la entrevista y mostrar iniciativa solo hacia el final con su propia pregunta”, dice Slaghuis. Y añade: “Se aprenden tres preguntas de memoria y plantean una de ellas, solo por preguntar algo. Eso es una tontería”.
“Eso no solo impide que el postulante se diferencie de los demás y quede en la memoria, sino también un buen intercambio. Los postulantes no deberían esperar a que se los inste a ello para preguntar, sino aprovechar el tiempo de la entrevista para aclarar todos los puntos importantes”, señala el asesor. Como también en la vida, uno debería preguntar cuando no entendió algo, si quiere saber más o si algo quedó confuso.